Recorrer una ruta en buggy por Gran Canaria permite conocer lo puntos más emblemáticos de la isla, partiendo de la Playa del Inglés o Maspalomas, a la vez que disfrutas de una experiencia de conducción única en uno de estos vehículos donde la diversión está asegurada según todos los que ya lo han probado.
¿Qué se exige para conducir un buggy?
En Gran Canaria -también en otras zonas- hay una amplia oferta de empresas que proponen a los visitantes atractivas rutas en buggy por la isla. Las diferentes agencias de ocio coinciden en señalar que es una propuesta exitosa y muy demanda por un público muy variado y numeroso.
El buggy es un vehículo a motor diseñado para circular por arena, aunque también puede recorrer vías asfaltadas. Se caracteriza por tener cuatro ruedas y una estructura de chasis súper ligera en la que conductor y acompañante viajan al aire, solo cubiertos por un techo superior.
Si contratas una excursión para conducir un buggy por Gran Canaria, ten en cuenta que sí tienes que cumplir con algunos requisitos, aunque es una actividad accesible a muchas personas y segura.
- Edad: los acompañantes deben tener como mínimo 7 años y medir 135cm de estatura, además de ir acompañados por un adulto. Para los pilotos se exige, al menos, 18 años.
- Permiso de conducir: en el caso del conductor se requiere el carné B en vigencia.
- Equipo: se exige el uso de gafas adecuadas para la conducción de buggy. Se recomienda calzado deportivo y cerrado, evitando chanclas o sandalias.
- Recomendaciones: está contraindicado para mujeres embarazadas, aunque se trata de una recomendación y lo más aconsejable es que consultes este punto con tu médico habitual y de confianza.
- Seguro: el coche estará, como mínimo, asegurado con una póliza básica que cubra la responsabilidad civil obligatoria.
Qué buggy en tour
Aunque se diseñan diferentes rutas y recorridos por Gran Canaria con pocas variaciones, la mayoría de las empresas combinan zonas de playa -offroad- con circulación por carreteras o vías asfaltadas entre barrancos. Lo más común es ofrecer excursiones de unas tres horas de duración, pero pueden llegar hasta las 6 o reducirse a 2 también.
Gran Canaria presenta el tipo de paisaje y orografía perfecta para recorrer y disfrutar en buggy, ya que es posible conducir sobre arena y entre barrancos, zonas escarpadas, rocosas e incluso, disfrutar del gran espectáculo visual de los terrenos volcánicos. Las carreteras poco transitadas son fáciles de encontrar en la isla, aunque siempre depende de la temporada del año y por lo general, los circuitos se suelen hacer en caravanas de buggies que nunca superan los 8 vehículos.
No tendrás problema para localizar tanto antes como una vez en la isla, diferentes proveedores de excusiones en buggy. Especialmente si te encuentras en la zona sur, por ejemplo, en la famosa Playa del Inglés o en la localidad de Maspalomas. Por lo general, las rutas parten y regresan a estos lugares para ofrecer a los clientes la máxima comodidad.
Uno de los recorridos más frecuentes y recomendados en buggy es el que parte de la zona sur -diversos puntos según los participantes- y transita por la zona central de la isla por paisajes de difícil acceso. Se incluyen puntos de gran interés y fama como mirador de Ayagaures y el Valle y mirador de Fataga, considerado como uno de los lugares más bonitos de Gran Canaria.
Precio de una ruta en buggy
Los comparadores online de actividades dan como precio medio para las rutas en Buggy por Gran Canaria, unos 130 euros, pero puedes encontrar algunas ofertas por menos y también algunas que superan los 150. Lo más habitual es que el precio ofertado sea por coche y por lo general, son biplaza, pero confirma siempre este punto.
Ten en cuenta que el precio de la excursión varía en función del recorrido, el tiempo que dure, pero también la fecha o época del año que la contrates. Por otra parte, es importante que confirmes que tanto el punto de partida como el de llegada son accesibles respecto a tu lugar de alojamiento.
El precio de algunas rutas en buggy es más caro porque incluye servicios adicionales como comidas en lugares recomendados o un picnic, incluso actividades complementarias como conducir una moto de agua, cuando la ruta incluye playas, por ejemplo.
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