En Kawasaki con su gama Z pueden seguir alardeando de disponer de los modelos más vendidos en el segmento de las motos “naked” de media y gran cilindrada. La nueva Kawasaki ZH2 dispone de mayores argumentos si la comparamos con sus versiones anteriores como la Z900, aunque como se puede apreciar, sigue manteniendo ese inequívoco estilo Ninja racing tan característico en los modelos de esta marca.
Su motor de cuatro cilindros -en paralelo- con sus 998 centímetros cúbicos (948 la Z900) derivado del Z1000, añade un compresor y todo ello le aporta una potencia, en la versión “full power” de 200 CV (125 la Z900) para un peso de 220 kilos, o lo que es lo mismo: más de un caballo de potencia por kilo desplazado en términos relativos.
Sigue siendo una cifra que impresiona y que a nadie deja indiferente. La ZH2 es una moto “racing” por excelencia, pero es también, a la vez, una moto que se deja llevar en recorridos urbanos, como la Z900, aunque su entorno es sencillamente el asfalto (con la misma distancia entre ejes de 1,45 m y 795 mm de altura del sillín de la Z900).
Queda claro pues, cuál es el perfil de sus usuarios: moteros ávidos de fuertes sensaciones, y no solo por su elevado rendimiento o velocidad punta, sino por su alto nivel de dinamismo en cualquier tipo de carretera, pero también utilizable para el día a día.
Es una naked y por ser una moto desnuda, es fácil moverse con ella. Además, como es propio de la firma, al igual que la Z900 la ZH2 de Kawasaki, mantiene ese aspecto exterior de moto “malota” -por definirla con una palabra, aunque no aceptada, sí tremendamente descriptiva- que sólo por su imagen agresiva a la vez que minimalista carente de plásticos o carenados innecesarios, sin pretenderlo nos acerca al mundo de la competición.
Cuatro cilindros y aluminio en su chasis
Su chasis, ahora aligerado con componentes en aluminio, aloja un motor compacto de cuatro cilindros con sobre alimentador, que se apoya en una horquilla invertida en el eje delantero y un mono amortiguador anclado en el sub-chasis trasero, ambos regulables tanto en precarga de muelle como en hidráulicos a las preferencias de cada usuario, que acreditan y garantizan una inmejorable estabilidad y seguridad en curva.
Todo ello se consolida, dinámicamente, con un efectivo sistema de frenos: dos discos en la rueda delantera y un disco en la trasera, asistidos por ABS, le proporcionan un alto poder de frenada y un excelente comportamiento. Para dominar su tracción, dispone de tres modos de conducción, control de salida, velocidad de crucero (todo un detalle en autovía) y cambio de velocidades semi automático.
No le falta detalle a nivel de instrumentación. Pese a su simplicidad, detrás de la minúscula cúpula que alberga la óptica delantera, se esconde un cuadro de instrumentos digital muy completo en el que, como no podía de ser de otra manera, destaca el cuentavueltas, al que acompaña el indicador de velocidad digital, velocidad engranada, luces de intermitencia y nivel de combustible.
Las manetas se ubican en un manillar dos piezas ligeramente inclinado y muy cómodo en cualquier situación; las manetas de freno delantero y embrague son regulables, un detalle básico a la hora de adaptar esta súper moto a cualquier talla de usuario.
Con respecto al embrague, cabe mencionarse que se trata de un elemento del tipo antirrebote, lo que favorece mucho su pilotaje, tanto en vías rápidas, como sobre recorridos virados o, incluso, en ciudad, aspecto éste como el de las manetas. que la identifican también con la Z900.
En suma, Kawasaki ofrece, una vez más, a una determinada tipología de “motards” una moto espectacular en su imagen, eficiente en sus prestaciones y, lo que es más importante, una verdadera máquina para crear sensaciones, a un precio de 9.300 euros en el caso de la Z900, pero que para la nueva ZH2 Kawasaki no había comunicado su precio a mediados de octubre.
Comentarios (0)