Como marca precursora que es, BMW presentó su primer mega-scooter eléctrico hace ya más de 4 años. Inspirándose en la misma carrocería de su modelo 650. BMW aportó al mundo de los vehículos eléctricos la BMW C Evolution, un producto bonito en su diseño, sorprendente en sus prestaciones y, a su vez, se adelantó tanto al futuro que, aún hoy, no hay otro vehículo similar a este en el mercado.
Ser el primero en lanzar un producto no deja de tener sus limitaciones; no en lo que respecta a su inmejorable comportamiento, no; el límite era su autonomía cifrada en ese momento en 100 kilómetros (reales, no eran más de 70 u 80) y esta particularidad era un verdadero hándicap para utilizar esta mega-scooter más allá de los denominados recorridos urbanos.
Pero al intentar cubrir mayores distancias, su autonomía era muy escasa. Aunque como no tenía rival y aún no lo tiene-, esa primera BMW Evolution, sorprendió muy positivamente.
La segunda generación, más tecnológica
El avance tecnológico experimentado en el campo de las baterías, incluso en este corto espacio de tiempo –no mucho más de cuatro años- que BMW comercializase su segunda generación del C Evolución, que, aunque es la misma de 2013 en cuanto a concepto, no deja de ser totalmente distinta en muchos aspectos técnicos y, particularmente, en el apartado autonomía que es, no lo dudemos, lo que más preocupa.
La actual C Evolución puede cubrir 160 kilómetros con una carga, pongamos 150 reales, que son muchos para quien quiera circular solo por ciudad, y más que suficientes para quién reside fuera de las grandes metrópolis, o incluso para realizar placenteras salidas en grupo los fines de semana.
La C Evolution es lo que no parece. Es una moto en todos sus mínimos detalles y, por tanto, con un comportamiento de motocicleta que permite enfrentarse sin ningún problema con la más revirada carretera.
Su chasis, el bajo peso de gravedad que le aporta la ubicación de sus baterías, las suspensiones que cumplen sobradamente con su cometido y sus brillantes prestaciones (disponemos del par motor, o sea; de toda su potencia de inmediato) le permiten codearse sobre el asfalto con cualquier motocicleta convencional, de su misma especie (mega-scooter) o incluso con otras superiores impulsadas por motores convencionales.
Cuatro modos de conducción distintos
Su magnífico motor eléctrico y una buena gestión de sus cuatro “modos de conducción”: “Eco-Pro”, “Road”, “Dynamic” y “Sail”, facilitan, tanto el disfrute de su pilotaje como el mantenimiento de su autonomía, lo que en cierta medida nos hace olvidar, cuando salimos a la carretera, que estamos sentados en un vehículo cien por cien eléctrico que no consume gasolina.
Los vehículos eléctricos surgen por la necesidad de evitar la polución urbana. Esta BMW lo cumple, pero también te da la satisfacción de gozar, si esta palabra sirve, de una conducción dinámica muy próxima al concepto racing.
Si la utilizamos por ciudad, nuestro modo de conducción será, sin duda, el “Eco-Pro” que se activa desde un pulsador alojado en el puño derecho. Con el “Eco-Pro” el motor no solo adapta su potencia a las necesidades urbanas; también retiene más y eso hace que recupere energía en las desaceleraciones o frenadas.
Dos características habituales en una circulación por ciudad. Cuando queramos abandonar este escenario, podremos acudir al modo “Road” que de inmediato disminuye la retención del motor y aporta una conducción más dinámica, aunque ello comporta menos carga cinética y, por tanto, mayor consumo de energía. La moto, el mega-scooter de BMW, nos moverá con una velocidad máxima de 130 km/h.
Si lo que deseamos, puntualmente, es un pilotaje al límite, solo habrá que pulsar el modo “Dynamic” y la moto cambia absolutamente. Pierde gran parte de la retención del motor, a la vez que se muestra mucho más ágil y todo ello nos permite un pilotaje casi “racing”.
Y para llegar al máximo de dinamismo, tenemos el modo “Sail” que vendría a ser algo así como “a vela”. En este modo no es que la moto corra más (siempre ofrecerá la cifra de 130 km/h como velocidad máxima) pero sí que servirá para deslizarnos sin apenas retención por recorridos del tipo autovía o autopista. Eso sí, la batería apenas se cargará y ello nos limitará, una vez más, la autonomía del viaje.
La gestión y combinación de estos cuatro modos es la solución para conseguir el máximo disfrute y aprovechar al máximo la autonomía que nos brinda su batería. Si somos respetuosos recorreremos casi 160 kilómetros reales de distancia, pero como que el magnífico comportamiento de esta moto invita a no serlo, conseguiremos entre 130 ó 140 kilómetros antes de tener que parar a recargar, mediante un enchufe doméstico simple que se adapta a cualquier toma de corriente de 220 voltios.
Esta operación de enchufe y recarga hasta un 80%, puede durar tres horas; un periodo de tiempo suficiente como para, por ejemplo, almorzar, tomarse un café y continuar viaje. También se puede disponer de un cable de cargador de modo 3 para poder utilizarse en estaciones de recarga públicas o “wall box” con corriente de 16ª para una recarga más rápida (100% en 4 horas y 80% en 3 horas y media).
FICHA TÉCNICA | |
Motor | Eléctrico |
Autonomía | 160 km |
Recarga 100% | 3-4 horas |
Capacidad de carga | 3 kw |
Peso | 275 kg |
Velocidad máxima | 130 km/h |
Precio | 15.650 € |
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