La Ducati Scrambler es una moto polivalente, pensada para un uso práctico por la ciudad y alguna escapada por carreteras sinuosas. Se ha convertido en uno de los modelos más vendidos de la marca italiana en los dos años que lleva en el mercado, coexistiendo sin problemas junto con los iconos del fabricante de Panigale: las Monster y las Multistrada.
Vivimos en una época curiosa. Por un lado, todos llevamos potentes ordenadores portátiles que recopilan nuestros movimientos en los bolsillos, pero los discos de vinilo están volviendo a ser populares. Es una dualidad de tecnología moderna y objetos vintage interesante y también ha llegado al mundo de las motos.
La Ducati Scrambler simboliza bien estos gustos modernos. Los fabricantes ya no se dedican a “las guerras de la velocidad” en las que las motos deportivas eran las más deseadas por el mercado. Ahora, los moteros son mucho más conscientes de la necesidad de una moto práctica y cómoda, ya que las calles no son circuitos y los radares abundan.
Hacer una moto con un motor manejable y un diseño clásico, pero elementos de tecnología moderna, ha sido un gran acierto por parte de la marca italiana; tanto es así, que han empezado a lanzar versiones sobre ella y ya existen en el mercado seis modelos diferentes basados en el mismo chasis.
Un poco de historia de la Scrambler de Ducati
La Scrambler fue una moto monocilíndrica pensada para el mercado americano, dónde eran más deseadas las motos de flat-track (las carreras en un óvalo de tierra batida), también conocidas como scramblers. De hecho, su origen se remonta a la Ducati Diana, que Michael Berliner modificó para poder competir en este tipo de carreras.
Ducati vio la oportunidad y comenzó a producir modelos de dos tiempos que iban de los 250 a los 450 cc de cilindrada. Este tipo de motos era muy popular para recorrer tanto caminos de tierra como asfalto y, en realidad, son el origen de las modernas motos de aventura o dual-sport.
Mientras tanto, la moda en Europa se basaba en las “café racers”, un tipo de motos con las que los aficionados intentaban hacer sus ciclomotores más ligeros para correr en las carreteras reviradas del Viejo Continente.
Ambas modas han visto un renacer en la última década. Los constructores independientes se dedicaban a trabajar con viejas motos vintage, cortando el chasis para conseguir líneas más bonitas, pero ahora muchos fabricantes se han dado cuenta del tirón de este estilo y producen motos con vistas, directamente en estos constructores especializados, o en aquellos moteros que no quieren pasar por el trabajo que es hacerse una moto a medida.
Ejemplos de este renacer neo-retro, los podemos ver claramente con BMW y su NineT, Honda con la reedición de la CB 1100, Triumph con sus nuevas Bonneville o Thruxton y, por supuesto, Ducati y su Scrambler. Todas ellas ya vienen con el estilo de serie, pero prestaciones modernas, motores que superan la normativa Euro4, ABS… pero, sobre todo, son modelos en los cuales es muy fácil trabajar.
Aunque ya son bonitas de por sí, todos estos modelos han sido pensados como “un lienzo en blanco” y tienen elementos para modificar como tornillos o subchasis fácilmente accesibles para quien se anime a cambiarlas.
El renacer de la Ducati Scrambler
Ducati supo ver esta tendencia en los gustos de los consumidores y se decidió a lanzar la línea Scrambler. Aunque tienen el diseño clásico de las viejas motos que podían ir por caminos de tierra, la versión moderna no está pensada para salir del asfalto. Eso sí, sí que tiene elementos de moto de cross, como el manillar ancho o el pedal de freno.
Su motor de 800 cc es el mismo Desmodue que usan las Monster y Multistrada de esa cilindrada. Se trata de un motor de dos cilindros en L, que ofrece una potencia sorprendente a bajas revoluciones, pero mantiene la suavidad de uso para la ciudad, el hábitat que han deseado para ella en las oficinas de Panigale.
Lo bueno de este modelo, además de su moderna equipación, es la facilidad que presta a ser modificada. Cada año, Ducati organiza un concurso de constructores que usen esta moto como base para sus creaciones. Algunas de sus ideas se ven trasladadas en modelos oficiales, de los cuales ya existen seis variaciones.
Por ejemplo, si se echa de menos la capacidad off-road que tuvieron estos modelos en los años setenta, se puede optar por la Scrambler Desert Sled, que cuenta con ruedas de tacos, protector del cárter de aceite, llantas de radios o guardabarros más anchos para proteger del barro.
Existen versiones más deportivas, como la Scrambler Café Racer, que cuenta con un colín monoplaza, números de competición retro, semimanillares o una postura de conducción más agresiva. Todo está en el gusto del consumidor.
Si el motor de 800 cc parece demasiado potente, la Scrambler Sixty2 es la solución perfecta para aquellos que sólo dispongan del carné A2: la cilindrada se ha visto reducida a tan solo 400 cc, lo que la convierte en una de las mejores motos-escuela del mercado.
Y si no, siempre se puede optar por llevarla a un taller para que la hagan única a tu gusto. O, mejor aún, intentar hacerla tú mismo con paciencia y herramientas. Un buen momento, sin duda, para acudir a tu amigo mecánico y aprender a trabajar en una máquina.
Sin duda, la Scrambler de Ducati ha sido un éxito rotundo en cuanto a concepto. Una moto cómoda en la cual toda modificación brilla y es una fórmula adecuada para los tiempos que corren. Otro acierto para los tiempos que corren son los Seguros de Moto MAPFRE, que ofrecen toda clase de coberturas para los pilotos más exigentes. Incluso los que saquen su Ducati Scrambler fuera del asfalto.
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