¿Te has planteado ir en bici al trabajo? Tres cuartas partes de las emisiones de monóxido de carbono que contaminan la atmósfera provienen de los automóviles. Los coches son un grave problema para el medioambiente, y cada vez hay más por todas partes: en el mundo existen ya cerca de 1.400 millones de vehículos, y si las cifras de producción continúan al ritmo actual, ese número puede llegar a 2.100 millones para el año 2050.
La situación es problemática, y los expertos en sostenibilidad reclaman un nuevo modelo de transporte que reduzca la dependencia de las cuatro ruedas. En el Foro Económico Mundial de Davos de 2023, el estudio La herramienta para la puntuación de la movilidad urbana: evaluación comparativa de la transición hacia una movilidad urbana sostenible pidió la adopción, por parte de las ciudades, de un sistema llamado SEAM: un transporte compartido, conectado, eléctrico y automatizado. Esto reduciría las emisiones contaminantes por pasajero en 80% y permitiría un ahorro del 40% en los gastos destinados a los traslados.
Pero mientras llega (o no) este cambio revolucionario, ya es posible dar pequeños pasos para utilizar menos el coche. En las ciudades pequeñas -y en muchas medianas y en algunas grandes-, la bicicleta es una opción que no tiene por qué hacernos sudar. Hay países, como Holanda o Dinamarca, donde este medio de transporte es muy común y ha demostrado su utilidad, su eficacia y sus beneficios. Te contamos los cinco motivos por los que ir en bici al trabajo tiene grandes ventajas.
Es sostenible
Parece una obviedad, pero en un mundo en donde el cambio climático deja notar sus consecuencias cada vez con mayor fuerza, y en donde estos efectos van camino de convertirse en irreversibles, la sostenibilidad es la razón principal para optar por la bicicleta para ir al trabajo. La bici no tiene tubo de escape y no emite gases contaminantes, por lo que es una opción mucho más ‘verde’ que los autos híbridos, el transporte público o cualquier otra alternativa.
En los Países Bajos, el 53% de los habitantes dice utilizar la bicicleta dos o más veces a la semana, según Statista. De media, los ciudadanos de ese país recorren unos 2,6 kilómetros al día a dos pedales.
Si todo el mundo hiciera lo mismo, las emisiones de dióxido de carbono se reducirían en 686 millones de toneladas al año, de acuerdo con un estudio publicado en la revista Nature. Este ahorro sería superior a las emisiones de algunos de los principales países del mundo, como Alemania y Canadá.
Es barato
En muchas grandes ciudades, un coche puede ser (o parecer) una herramienta imprescindible para trasladarse a través de grandes distancias. Pero también es cada vez más caro: la gasolina, el garaje, los parquímetros, las reparaciones, el seguro, los impuestos… Tener un automóvil en propiedad cuesta de media cerca de 400 euros al mes.
En contraste, la bicicleta es una alternativa mucho más económica: una buena bici para moverse por la ciudad puede estar entre 400 y 500 euros… pero no al mes, claro, sino en un único pago. Además, en ciudades donde las distancias no sean insalvables y los atascos sean comunes, la bicicleta permite también ahorrar tiempo en los traslados. Incluso en las ‘megaurbes’ donde el coche es el rey, las bicis se están poniendo de moda: en la Ciudad de México, por ejemplo, hay ya 316 kilómetros de ciclovías o carriles compartidos para bicicletas.
Permite hacer ejercicio
Las consecuencias del sedentarismo excesivo ‘matan’ a cientos de personas cada día en España. Frente a ello, la Organización Mundial de la Salud recomienda hacer ejercicio físico moderado a todas las franjas de edad. Según este organismo, “los adultos de 18 a 64 años deberían realizar actividades físicas aeróbicas moderadas durante al menos 150 a 300 minutos a la semana”. “Se ha demostrado que la actividad física regular ayuda a prevenir y controlar las enfermedades no transmisibles, como las enfermedades cardíacas, los accidentes cerebrovasculares, la diabetes y varios tipos de cáncer”, añade la OMS.
Ir al trabajo en bicicleta permite matar dos pájaros de un tiro: hacer ejercicio mientras se cumple con la obligación diaria (y rutinaria) de llegar a la oficina.
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Mejora la salud mental
La bicicleta no sólo mejora la salud física, sino también la mental. Hay estudios que afirman que su uso reduce el estrés y la ansiedad, al estimular la producción de endorfinas, que disminuyen el dolor y el riesgo de depresión.
El Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) analizó a 800 personas de entre 18 y 69 años, y descubrió que las que utilizaban la bicicleta por lo menos una vez por semana tenían un 20% menos de riesgo de sufrir algún episodio de estrés. Ese porcentaje subía hasta el 52% en las que empleaban la bici por lo menos cuatro veces por semana.
Mejora las ciudades
Frente a los coches, el ruido del claxon y el mal humor tan frecuente en los conductores, la bicicleta incentiva la convivencia y mejora la habitabilidad de las ciudades (siempre que los ciclistas respeten las normas de tráfico y a los peatones, claro está). En el Eixample de Barcelona, por ejemplo, la iniciativa BiciBus lleva a los niños al colegio en bicicleta cada viernes, cortando algunas calles, para reivindicar los beneficios de este medio de transporte. La idea ya ha sumado a más de un centenar de personas.
Si todas estas razones te han convencido y vas a empezar a utilizar tu bicicleta para ir al trabajo recuerda protegerla con el Seguro de Bicicleta MAPFRE.
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