Yamaha X-Max 400: Experiencia urbana y GT

Yamaha X-Max 400: Experiencia urbana y GT
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El Yamaha X-Max 400 pone de relieve sus capacidades de movilidad urbana y su respuesta a las ansias ruteras y deportivas de cualquier usuario.

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La pasada temporada llegó el Yamaha X-Max 400, una cilindrada deseada por todos los amantes del X-Max tradicional, para quienes incluso el 250 se les quedaba pequeño.

El Yamaha X-Max 400 hereda el motor del Majesty 400, pero mejorando sus prestaciones.

Sin llegar al extremo del todopoderoso Yamaha T-Max, el usuario puede desear un scooter capaz de moverse con soltura por la ciudad, pero uno que también pueda llegar realmente lejos y con un estilo más agresivo y moderno que el veterano Yamaha Majesty 400. Por eso, la marca japonesa ha puesto en la calle este Yamaha X-Max 400, un GT de corte deportivo y a un precio realmente competitivo, 5.999 euros.

Los scooter GT suelen tener grandes dimensiones, pero este Yamaha X-Max 400, que aún mantiene una buena protección frente al viento, es un scooter muy compacto, similar a sus hermanos de 125/250, y que mantiene la agilidad deseada para los desplazamientos por la ciudad.

El Yamaha X-Max 400 es un scooter que hereda el motor de 400 cc del Majesty, aunque revisado para mejorar sus prestaciones. Si lo comparamos con el X-Max 250, obtenemos unos datos claves: Tiene 9 kg más, pero con un 54% más de potencia (31, 5 cv), un 60% más de par.

A pesar de ser un GT, el Yamaha X-Max 400 es muy compacto y ligero.

Que el chasis sea incluso kilo y medio más ligero y que la capacidad bajo el asiento sea un 10% mayor refleja que se ha trabajado a conciencia para mejorar este scooter. El equipo de frenos ha mejorado también respecto al 250 con dos discos flotantes de 267 mm y uno de las mismas dimensiones detrás, todos mordidos por pinzas de doble pistón. Más que suficiente.

En ciudad es donde realmente te das cuenta de lo compacto y manejable que llega a ser este Yamaha X-Max, por muy 400 que sea. Sin embargo, es verdad que sorprende la amplia anchura del tren trasero. Hay que tenerlo en cuenta a la hora de maniobrar, igual que con el inmenso escape.

Las irregularidades del asfalto casi no se transmiten al manillar, aunque se deja claro que se prioriza la firmeza por encima del confort en situaciones difíciles. Para el acompañante, la experiencia es positiva gracias al generoso asiento, las asas laterales, y las estriberas plegables.

El Yamaha X-Max 400 tiene una vertiente GT muy marcada.

Pero este Yamaha X-Max 400 también tiene su faceta rutera. El scooter realmente está a la altura cuando le exiges enlazando curvas. Sólo cuando realmente tumbas es cuando el caballete puede rozar por el lado izquierdo. La protección es mayor que en la 250 con una pantalla más alta y unos deflectores laterales para las manos.

Por carretera, el Yamaha X-Max 400 puede estirar hasta velocidades realmente altas (e ilegales) y es sólo ahí donde sientes el leve titubeo que tiene cualquier scooter.

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