Aunque los sistemas antirrobo para moto son cada vez más avanzados, no son infalibles al cien por cien. En este artículo te ofrecemos una reseña de los mejores métodos antirrobo que puedes encontrar en el mercado.
Sistema antirrobo Wilock
Es un sistema de seguridad ideal para instalar en un garaje. Consiste en meter completamente la rueda delantera en un armazón de chapa de acero que previamente se ha clavado al suelo mediante cuatro puntos de anclaje. De esta manera, tanto la rueda delantera como la horquilla de la moto quedan totalmente inaccesibles.
Es uno de los mejores antirrobos para moto. Sin embargo, hay que tener en cuenta que su instalación no es sencilla y que su precio es muy elevado en comparación con otros sistemas.
Localizadores GPS para moto
¿Te han robado la moto? Si tenías instalado un de estos gadgets podrás saber dónde se encuentra.
Se trata de un sistema con tecnología GPS tracking con comunicación GSM cuatribanda que te avisa si tu moto está siendo movida del lugar en el que la habías dejado. Si es así, el localizador te enviará un aviso inmediato por SMS alertando del intento de robo, la ruta que va siguiendo y un mapa con la posición de tu dos ruedas, lo que aumenta las probabilidades de recuperarla antes de que la desmonten.
¿El punto negativo? Basta con un simple inhibidor o una furgoneta apantallada para dejar inutilizado este dispositivo. Por ello, es recomendable combinarlo con otro de los sistemas que se mencionan en esta lista.
Alarmas con mando bidireccional
Existe una gran variedad de alarmas para moto, pero las más avanzadas son las de mando bidireccional, ya que además del recurso del ruido para ahuyentar ladrones, incorporan sistemas electrónicos de seguridad equipados con mensajería móvil para avisarte de lo que está pasando.
Además, pueden arrancar la moto a distancia, programar funcionalidades extra, e, incluso, algunas llevan inmovilizadores del motor.
Es un sistema económico, teniendo en cuenta la gran variedad de funciones que ofrece, pero, como en el caso anterior, los inhibidores de frecuencia pueden dejarlas inutilizadas.
Sistemas antirrobo tradicionales
Los clásicos sistemas de seguridad no se han quedado atrás en el tiempo y se han convertido en una de las opciones más económicas y de fácil instalación del momento.
Los expertos recomiendan contar, por lo menos, con una buena cadena de acero cementado, una horquilla en forma de U o un candado de disco, entre otros.
Cadenas o pitones
Es el sistema más antiguo, más usado y más económico. Consta de una cadena larga forjada en hierro o acero que se ancla en un lugar concreto de la moto, por ejemplo, uniendo el chasis con una rueda, o al mobiliario urbano.
Las que aportan mayor grado de seguridad son las de acero cementado cuyos eslabones tengan un espesor de, al menos, 10 milímetros.
Antirrobos articulados
Son una evolución de las cadenas, y consisten en cable protegido por casquillos metálicos y cubiertos por una capa plástica. Su funcionamiento es igual que el anterior, pero son más resistentes al corte practicado por todo tipo de herramientas, hasta taladros o ganzúas.
Horquillas en forma de U
Es una estructura metálica con forma de U que se puede colocar en la rueda para amarrarla a otros elementos del vehículo, como las barras de la suspensión o los amortiguadores. Si se pone en la rueda delantera, hay que colocarlo de tal manera que agarre las dos barras de la horquilla; y en la trasera, hay que unir la rueda con el amortiguador o con el brazo del basculante, según el modelo de la moto.
Son resistentes y seguras, pero pesadas.
Candados de disco
Es un sistema sencillo, ligero y eficaz que funciona bloqueando el disco de freno trasero o delantero (o los dos) con el objetivo de impedir que la rueda gire. Algunos modelos incorporan también un sistema de alarma.
Antirrobos de manillar
Se trata de un antirrobo ideado, sobre todo, para motos tipo scooter. Su objetivo es bloquear el manillar a cada uno de los lados y así impedir que se pueda mover en línea recta.
Su montaje es muy sencillo y se puede usar también para atar el casco.
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