No es un triciclo, ni una moto de tres ruedas, ni tan siquiera una extraña moto. Las motos con sidecar son un vehículo tan original como divertido.
Para los que le gusta el asfalto, ¿puede haber algo más mágico que viajar en moto? Sí, hacerlo en una moto con sidecar. Un medio de transporte que, durante generaciones, ha supuesto un soplo de aire fresco y libertad para muchas familias, hasta la llegada del automóvil y su masificación. Sin embargo, aún hoy es posible encontrar amantes de esta peculiar prolongación de la moto. Quien se ha puesto a sus mandos, asegura que un viaje en moto con sidecar es una experiencia única en la vida. ¿Tú también quieres vivirla? Pues no te pierdas estos consejos.
Origen del sidecar
Un sidecar (en inglés: “vehículo lateral”) es un invento casi tan antiguo como la moto. Aunque ingleses y franceses se disputan su autoría, la versión más extendida es la de que fue la firma británica Oakleigh Motor Company quien, a principios del siglo XX, aprovechó un viejo remolque abandonado para crear este vehículo. ´
Su desarrollo estuvo muy ligado al ámbito militar, siendo un vehículo muy utilizado por alemanes, italianos ingleses y estadounidenses durante las dos grandes guerras. Para los ciudadanos de a pie, los sidecares fueron una excelente alternativa frente a los altísimos precios de los automóviles. Las motos con sidecar permitían transportar a toda la familia a un coste mucho más económico.
En la actualidad, la invasión del automóvil ha propiciado que los sidecares pierdan protagonismo. En España, su mercado hoy día es testimonial, pero creciente, siendo un vehículo atesorado por nostálgicos y coleccionistas. Entre las marcas más codiciadas destacan la rusa Ural, la alemana Dneper o la británica Royal Enfield. La mítica Harley Davidson también fabrica sidecares para sus modelos Touring, aunque solo se pueden comprar en Estados Unidos.
¿Quién puede conducir un sidecar?
Para conducir un sidecar hay que disponer del permiso A, el A1 o el A2, según la potencia de la moto.
En cuanto al ocupante del sidecar, el artículo 12 del Reglamento General de Circulación establece que éste no puede ser menor de 12 años. Excepcionalmente, puede ser mayor de 7 años siempre y cuando los conductores sean los padres, tutores o personas mayores de edad autorizados por ellos; se utilicen cascos homologados; y se cumplan las normas de seguridad establecidas para este caso.
Para cumplir con la normativa, el sidecar debe ser de un tamaño proporcional a la moto. Además, tiene que contar con los siguientes elementos:
- Un piloto trasero rojo en el lado derecho para que el resto de usuarios se percaten de la anchura real.
- La placa de la matrícula en la parte posterior.
- Un intermitente amarillo en la parte delantera.
De forma opcional pueden tener luces antiniebla delantera y trasera, catadióptricos laterales no triangulares y luces indicadoras de dirección con señal de emergencia. Tampoco es obligatorio que la rueda del sidecar tenga freno, pero se suele incluir por seguridad.
Respecto al seguro, si se quiere unir un sidecar a la moto hay que notificar el cambio a la compañía aseguradora, ya que las condiciones que se pactaron pueden variar.
Una conducción diferente y más relajada, perfecta para viajes por carretera
Conducir una moto con sidecar es una experiencia que no tiene nada que ver con rodar con dos ruedas. Sus características particulares hacen que su conducción sea más segura, ya que no está diseñado para hacerlo de forma acelerada, todo lo contrario. Es una de las mejores opciones para disfrutar de un viaje y saborear cada pequeño detalle del camino.
Sin embargo, para ponerse a los mandos de una moto con sidecar hay que tener ciertas habilidades y destrezas, sobre todo a la hora de realizar los giros. Las motos con sidecar son asimétricas: a pesar de tener tres puntos de apoyo, la rueda delantera de la moto, que es la motriz, se encuentra fuera del centro. Además, el sidecar hace que el peso se concentre en uno de los lados.
Si giramos hacia el lado contrario al sidecar, hay que tener cuidado en la entrada y salida de la curva para que la rueda del sidecar no se levante del asfalto. Si lo hacemos hacia el lado inverso, podemos correr el riesgo de levantarla rueda trasera de la moto.
Además, hay que tener en cuenta que no es lo mismo viajar con el sidecar vacío que ocupado. Si viajan dos personas, el acompañante debe ir en el sidecar, ya que si van los dos sobre la moto esta puede volcar en las curvas. Si van tres personas, la que pese más debe ir en el sidecar para repartir el peso de forma equitativa y equilibrar el centro de gravedad.
Conducir una moto con sidecar no es fácil ni gusta a todo el mundo. Además, llevar un sidecar hace que no se pueda sortear el tráfico, las curvas se hacen planas, y no hay dirección contraria. Sin embargo, son precisamente estos aspectos los que hacen que conducir un sidecar sea algo atractivo, especial y divertido, sobre todo en los viajes largos.
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