Más de la mitad de los españoles cree que la responsabilidad de reducir la siniestralidad en las carreteras recae en los propios conductores, según datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Sin embargo, las cifras sobre accidentes y siniestralidad –y sus motivos- ponen de relieve que son muchos los que siguen cometiendo fatales errores en seguridad vial.
La presencia de sustancias psicoactivas, alcohol y otras drogas es una de las principales causas de los siniestros en carretera. Según datos del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, el 43 por ciento de conductores fallecidos en accidente de tráfico en 2017 había consumido alcohol, drogas ilegales o medicamentos. Pero hay otro dato más preocupante, y es que las últimas encuestas nacionales e internacionales revelan que la tolerancia a consumir este tipo de sustancias y conducir es muy alta, sobre todo entre los jóvenes (dos de cada tres conductores jóvenes reconocen haber viajado con un conductor bebido y uno de cada tres con uno que había consumido porros).
Además de estas fatídicas cifras, existe otra serie de errores en seguridad vial que cometemos habitualmente y que debemos reducir.
No respetar la distancia de seguridad
Guardar la distancia de seguridad es esencial para reducir el riesgo de alcance, ya que de lo contrario, el siguiente vehículo puede reducir nuestra capacidad de frenar en el tiempo suficiente. Mantener la distancia de seguridad es obligatorio para todos los conductores de cualquier tipo de vehículo y en cualquier situación de circulación. El no cumplimiento de esta norma puede acarrear consecuencias económicas y la pérdida de tres puntos del carnet.
Para calcular esta distancia, la DGT aconseja buscar un punto de referencia. Cuando el coche que llevamos delante pase por ese punto, debemos contar “mil ciento uno, mil ciento dos”. Si hemos terminado de contar y nuestro vehículo todavía no ha llegado a ese punto, la distancia es la correcta.
No respetar los pasos de peatones
Aproximarse a un paso de peatones sin la debida precaución puede desembocar en un atropello. En este punto, la culpa no es siempre de los conductores, pero sí son ellos los que deben estar precavidos ante los viandantes que, en un exceso de confianza, cruzan sin mirar por un lugar en el que tienen prioridad de paso.
Como conductores, debemos respetar la prioridad del peatón, realizando una frenada preventiva sobre todo en zonas de visibilidad reducida.
No señalizar las maniobras
No señalizar las maniobras se ha convertido en una auténtica lacra del tráfico actual y uno de los errores en seguridad vial más comunes. Sin embargo, prescindir de los intermitentes puede suponer un riesgo de colisión con otros conductores que no han adivinado nuestras intenciones al volante.
Ni que decir tiene que el uso de intermitentes es obligatorio. Su ausencia conlleva multas de hasta 200 euros por infracción grave detallada en el artículo 108 del Reglamento de Circulación. Las maniobras hay que señalizarlas con la antelación suficiente y siempre siguiendo una regla básica de seguridad: observar, señalizar y, después, ejecutar.
Tener una postura inadecuada al volante
Puede parecer baladí, pero una mala postura al volante, no solo es peligroso para el conductor en caso de colisión, además puede reducir el tiempo de reacción ante determinados imprevistos en la carretera.
Según la DGT, el 82 por ciento de los conductores desconoce qué postura debe adoptar exactamente. Aquí te contamos cómo hay que ajustar el volante, el asiento y los retrovisores para adoptar la postura correcta.
Distraerse mirando un accidente
Las distracciones constituyen uno de los errores más habituales y peligrosos en la carretera, siendo la causa de casi la mitad de los accidentes mortales que suceden en nuestro país. Fumar o leer los mensajes del móvil son algunas de las distracciones que pueden tener consecuencias fatales, aunque la más habitual es quedarse mirando un accidente. Esta práctica puede producir retenciones y, en consecuencia, nuevas colisiones por alcance.
La DGT recomienda mantener la vista en el sentido de la circulación y prestar atención a los espejos retrovisores.
Circular por el carril central
El Código de Circulación es claro: en carreteras, autopistas y autovías los vehículos deben circular siempre por el carril derecho. Sin embargo, en vías de más de tres carriles, los conductores más inseguros suelen usar el central, ya que el derecho suele ser más lento, además de contar con incorporaciones y salidas; y en el izquierdo se suele circular a una velocidad más elevada.
Pero ocupar el carril central, lejos de parecer más seguro, puede entorpecer la circulación al resto de vehículos, induciendo a realizar maniobras incorrectas, como adelantamientos por la derecha o dobles cambios de carril, con los peligro de colisión o alcance que conllevan.
Frenar con brusquedad
Las frenadas bruscas pueden producir alcances, bloqueo de las ruedas e incluso una salida de la vía. Para evitar este tipo de frenadas incluso en situaciones de emergencia, la DGT aconseja conducir manteniendo la atención más allá de la parte más próxima a nuestro vehículo, guardando la distancia de seguridad y advirtiendo la detención a otros vehículos mediante las luces de emergencia.
Ante un obstáculo inesperado, el comportamiento instintivo nos hace reaccionar pisando con fuerza el freno hasta bloquear las ruedas y girar el volante con desesperación para evitar colisionar contra el obstáculo. Pero las ruedas, al estar bloqueadas, no obedecen a la dirección, por lo que el vehículo continúa en línea recta contra el obstáculo. La clave para salir airoso de esta situación es conseguir que las ruedas delanteras vuelvan a girar. Para ello, debemos reducir poco a poco la presión sobre el pedal para que las ruedas se muevan y recuperen el giro. Así, ganaremos la capacidad de dirección suficiente para esquivar el obstáculo y detenernos en un sitio seguro.
Incorporarse bruscamente a la carretera
Las incorporaciones bruscas ponen en peligro a todos los conductores que circulan por la vía principal, por lo que hay que hacerlo progresivamente y evaluando la posición, trayectoria y velocidad de los vehículos que circulan por la vía preferente. A su vez, los vehículos que circulan por dicha vía deben, en la medida de lo posible, facilitar la incorporación.
También es importante recordar que poner el intermitente no otorga ningún tipo de preferencia a la hora de incorporarse a una vía.
Usar el teléfono móvil, el GPS, o la radio mientras circulamos
Una de las conductas negativas más reiteradas y que se sitúa a la cabeza como la principal causa de los siniestros es el uso del teléfono móvil. Atender una llamada o enviar un mensaje supone una pérdida de importante información, aunque se esté usando un sistema de manos libres. Pero además del teléfono móvil, la manipulación de la radio, el ordenador de abordo o el GPS hace que el conductor recorra decenas de metros a ciegas, sin percibir el 40 por ciento de las señales y de todo lo que está ocurriendo a su alrededor.
Por ello, hay que mantener siempre la libertad de movimientos, el campo de visión necesario, una atención a la conducción permanente y una postura adecuada al volante.
Tocar el claxon a modo de protesta
El uso del claxon viene regulado en el artículo 110 del Reglamento General de Circulación, que establece la prohibición de emplear señales acústicas de sonido estridente y sin motivo reglamentariamente permitido, en ambos casos bajo multa de 80 euros. También está prohibido su uso cuando en la calle hay una señal R-310 –salvo que se use para evitar un accidente-. Por tanto, la principal función del claxon de un vehículo es alertar de un peligro a otros conductores o usuarios de la vía. Sin embargo, en ocasiones se sele usar para otro tipo de cosas, como avisar a otro vehículo detenido en un semáforo de que éste ya ha cambiado a verde, o para quejarse de la maniobra incorrecta de otro conductor.
Pitar o hacer ráfagas con las luces de largo alcance a modo de protesta puede producir sobresaltos, nervios y bloqueo en el resto de conductores, haciendo que la situación empeore o que se produzca una reacción inesperada.
Estos diez errores en seguridad vial son los más comunes, pero no los únicos. Entre otros peligros frecuentes que detecta la DGT, destacan circular con los neumáticos en mal estado, detenerse o estacionar en una parada de autobús, no cumplir la señal de STOP, abrir las puertas del vehículo sin mirar o estacionar sobre la acera. Para evitar siniestros en carretera y mejorar la circulación de todos los vehículos es más que recomendable extremar las precauciones y, ante situaciones inesperadas, contar con un seguro de coche que cubra dichos percances.
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