Tanto la fatiga como el sueño se relacionan con la realización continuada de una actividad física o intelectual específica en combinación con una carencia de descanso, aunque son múltiples los factores que pueden influir en su aparición.
Por ejemplo, un trayecto excesivamente tranquilo o falto de estímulos puede causar la aparición de la somnolencia debido a la monotonía y la baja necesidad de esfuerzo con los sentidos.
El sueño y la conducción
El sueño es un fenómeno muy variado y complejo que supone un tercio de la vida de cualquier ser humano, y que a la gran mayoría de los españoles les puede causar problemas en determinados momentos.
Uno de cada tres conductores ha vivido algún episodio de sueño al volante, a veces irrefrenable. En muchos países los trastornos del sueño son la primera causa de muerte en accidentes de tráfico, ya sea por somnolencia diurna (normalmente producida por la apnea del sueño que sufren muchas personas) o por falta de descanso.
Hay un sueño que los expertos consideran “necesario” y es cercano a mínimos de 6 horas de sueño diario. Cualquier situación de descanso inferior a esta cota puede producir importantes pérdidas de estabilidad en los ciclos sueño-vigilia que producen repercusiones anímicas y físicas graves, con importantes riesgos de accidentes de circulación.
La insuficiencia de sueño produce cambios neurocognitivos que inciden en una excesiva somnolencia diurna y, consecuentemente, un gran riesgo de accidente de circulación.
Hay un dato demostrativo totalmente irrefutable, y es que las personas con “insomnio crónico” provocan dos veces y media más accidentes que aquellos que duermen bien, y si a esto se añade una comida copiosa o un exceso de trabajo, el problema se agrava aún más.
La fatiga en la conducción
La fatiga al volante disminuye la capacidad de atención y ayuda a cometer errores al ejecutar maniobras. Entre el 20 y el 30% de los accidentes proceden de la fatiga.
Las causas son muy variadas:
- La gran mayoría de los accidentes son consecuencia de varios factores conjuntos, como son la conducción bajo los efectos del alcohol, la fatiga, la consecuente distracción y velocidades inadecuadas al tráfico.
- La gran mayoría de los conductores (40%) no descansan en los viajes tras tres o más horas
- La fatiga suele ser el resultado sumado de varias circunstancias como son el sueño, exceso de trabajo, la utilización de medicamentos, estrés, cambio en los turnos laborables, siendo el sueño una de las 5 primeras causas de accidentes con víctimas.
- La fatiga se incrementa con:
- comidas pesadas
- calor excesivo
- ropa inadecuada
- la luz de las horas centrales del día
- un importante número de horas conduciendo o trabajando
- la rutina de itinerarios
- la monotonía de las grandes rectas
- Hay cuadros clínicos de distimia y/o fatiga crónica con síntomas de cansancio, falta de energía, fatiga y somnolencia, que producen una importante reducción del interés.
- También la fibromialgia, que es más frecuente en las mujeres, produce dolor y rigidez en las extremidades y el tronco, además de asociarse con trastornos del sueño.
Los síntomas más comunes de fatiga, ante los que es necesario parar y descansar para evitar potenciales riesgos de incidentes, son los siguientes:
- Reducción de concentración en la carretera, con maniobras casi inconsistentes (en cantidad, calidad y eficacia) y menor precepción de las señales, las luces, sonidos, distancias y tiempos de reacción.
- Reducción de la capacidad de reacción.
- Aparición de estados personales del tipo aburrimiento, inestabilidad, ansiedad, aturdimiento, e incluso una mayor aceptación de riesgos.
- Pesadez de la vista con parpadeos continuos, cefalea, zumbido de los oídos, sensaciones de brazos y pies dormidos, necesidad de moverse en el asiento, con una notable pérdida de atención que suele producir la necesidad de restregarse la cara.
Los mejores consejos para luchar contra el sueño y la fatiga
- Descansar siempre en los viajes 20 minutos cada 2 horas al volante o bien cada 150-200 kilómetros. En el caso de las personas más mayores, el descanso se debe producir cada hora u hora y media, siempre descansando con más frecuencia si se viaja con niños.
- En los descansos se aconseja un pequeño paseo de 10 o 15 minutos, y si el conductor presenta síntomas de sueño aprovechar para echar una cabezada, además de beber agua y lavarse la cara.
- Ventilar el habitáculo del coche y en caso de calor utilizar siempre de forma moderada el aire acondicionado.
- Durante un viaje hay que evitar las comidas copiosas, los medicamentos que puedan provocar sueño y, por supuesto, el alcohol de cualquier tipo.
- Evitar siempre la música excesivamente relajante. Es recomendable charlar con los pasajeros de forma relajada, aunque involucrándose solo parcialmente en las conversaciones.
- En caso de síntomas de sueño, lo más práctico es parar y dormir un rato y, por supuesto, si otro pasajero puede conducir compartir la actividad de conducción.
- Al emprender grandes desplazamientos durante la noche, se deben iniciar con un buen descanso previo y siempre disponiendo de otra persona despierta al lado.
- No es conveniente marcarse metas de tiempo o velocidad en los viajes, para evitar asumir riesgos innecesarios.
- Los conductores profesionales de largas distancias o de jornadas prolongadas al volante deben descansar cada 4 horas, con intermedios de 2 a 4 horas cada vez.
- Los turnos de dos conductores en desplazamiento largos son imprescindibles, sobre todo en las noches.
- No se puede conducir si no se ha realizado el adecuado descanso
- No es recomendable conducir si se sufre fibromialgia.
A veces, ni con todas estas medidas de prevención estamos libres de tener un accidente, por eso contar con el Seguro de Coche MAPFRE es otra medida de protección frente a los infortunios que nos pueden surgir en la carretera.
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