LO QUE DEBES SABER… |
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Entre los factores que más provocan accidentes está la falta de concentración la cual puede surgir por distracciones o por falta de paciencia ante las situaciones que ocurren en la carretera y el tráfico urbano. Esta falta de paciencia pone nervioso al conductor y suele canalizarse como agresividad al volante, lo que produce otros problemas como la toma de decisiones incorrecta, maniobras impulsivas e incluso exceso de velocidad.
Te damos algunos consejos para mejorar la empatía y evitar los nervios al conducir, lo que aumentará la seguridad en los desplazamientos diarios donde estamos sujetos a un mayor estrés.
Dejar a un lado las preocupaciones
Para evitar ponernos nerviosos al volante es esencial intentar dejar las preocupaciones cotidianas a un lado. Conducir con la mente despejada permite no perder la paciencia con facilidad y mantener mejor la calma ante un vehículo que tarda en salir del semáforo o un coche que nos cierra el paso, por ejemplo.
Si el estrés diario es alto, al entrar en el coche es recomendable esperar un poco y no arrancar y salir directamente. Durante medio minuto podemos pensar lo que vamos a hacer, respirar hondo y tener claro que conducir puede matar si no se utiliza el cien por cien de la atención.
Conducción defensiva
Una forma de reducir el estrés y la predisposición a ponerse nervioso al volante es realizar una conducción prudente y defensiva. Es decir, realizar conductas prudentes como mantener una buena distancia de seguridad, indicar con tiempo los giros, controlar bien con la mirada lo que ocurre por delante del coche y también por los espejos, o facilitar los adelantamientos e incorporaciones de otros vehículos. No hay que olvidarse de intentar anticipar las intenciones de los conductores que tenemos alrededor, para que no nos den sorpresas cuando quieran girar, incorporarse o frenar.
La empatía y el respeto a los demás usuarios de la vía es necesario para evitar ponerse nervioso.
Actitud frente otros conductores
Es inevitable tener situaciones difíciles en la conducción con otros vehículos con los que compartimos la carretera. Despistes, faltas de atención, equivocaciones de dirección y otras circunstancias hacen que haya coches que de repente frenen, giren inesperadamente, se mantengan en el carril izquierdo o tarden en salir del semáforo. Hay que aceptarlo y mantener el mayor respeto posible con las equivocaciones de los demás. Piensa que por cada vez que un coche nos cierra, nosotros cerraremos el paso a otro sin querer en algún momento.
Si alguien realiza una maniobra agresiva contra nosotros lo más equivocado sería intentar devolverla y meterse en una espiral de agresividad sin saber cómo terminará. Piensa que si alguien es agresivo y está estresado, cuanto antes se aleje de ti mejor. En todo caso, si se ha puesto nuestra seguridad en riesgo, lo que habría que hacer es tomar la matrícula y denunciar el hecho, dejando a las autoridades que sean quienes actúen.
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