El consumo del coche depende de muchos factores. Algunos de ellos no se pueden evitar ya que tienen que ver con la propia mecánica del automóvil o de la optimización en las prestaciones de su motor. Los coches antiguos, o grandes, por lo general consumen más que los que son más pequeños y más nuevos. A parte de ello, podrás evitar un consumo excesivo de combustible utilizando algunos buenos hábitos de conducción.
Algunas de las prácticas de conducción que realizas habitualmente pueden incurrir en daños en tu vehículo que se traducirán en averías con su consiguiente gasto económico. Conducir de manera adecuada y realizar un mantenimiento correcto del coche periódicamente te ayudará a que el motor de tu coche se encuentre en las mejores condiciones además de ayudarte a ahorrar combustible.
Mantenimiento
Algunos de estos hábitos se pueden evitar fácilmente y podrás adaptarlos a tu forma de conducir sin ningún problema. Lo primero que debes comprobar cuando tu coche realiza un excesivo consumo de combustible es que toda la maquinaria se encuentra correctamente. Para ello, debes comprobar los tiempos estimados de revisiones periódicas establecidos por el fabricante con el fin de solventar problemas que puedan estar afectando a tu automóvil.
Acudir al taller y reparar aquellas partes que estén estropeadas es el primer paso para ahorrar. Es posible, que pienses que las averías de un coche son caras, pero, a pesar de ello, si lo revisas frecuentemente y arreglas todos los desperfectos del mismo, a la larga, ahorrarás y el coche se mantendrá en un mejor estado durante mucho más tiempo.
Para que el consumo sea correcto, deberás cambiar el aceite, los filtros, el refrigerante… etc. de tu coche dentro de los kilómetros establecidos por el fabricante. De esta manera, el motor estará correctamente lubricado y todo funcionará sin problemas. Además, es importante el uso de recambios de calidad que te ayuden a mejorar las prestaciones de tu coche.
Velocidad adecuada
La forma de conducir es muy importante, si realizas una conducción muy agresiva, esta se traducirá en un consumo mucho mayor. El coche necesita más combustible cuando se quiere aumentar la velocidad en poco tiempo. Esto se debe a que aumentan las revoluciones del motor. Para moverlo más rápido se necesita quemar más combustible, lo que provoca un gasto innecesario. Es conveniente mantener una velocidad constante para evitar estos aumentos bruscos.
Por otro lado, los frenazos también afectan al consumo, ya que el coche debe prepararse de nuevo para establecer la velocidad que tenía. Además, si el vehículo se ha detenido del todo, el combustible que necesite para emprender de nuevo la marcha será más abundante. Por este motivo, en los atascos y lugares con tráfico es conveniente mantener distancias de seguridad amplias para que el coche esté el máximo tiempo posible en una velocidad constante. Mantener una velocidad constante es mucho más sencillo en carretera ya que los sistemas de control de crucero pueden ayudarte mucho a controlar los acelerones innecesarios.
Como hemos señalado antes, las revoluciones más altas hacen que el consumo aumente, por ello, no es conveniente circular a más velocidad de la indicada por la vía (aparte de por razones obvias de seguridad) ya que el motor estará trabajando mucho más rápido y por tanto consumiendo más combustible. Lo ideal es conducir con marchas largas que no superen las 2000 r. p. m. en los vehículos de gasolina y 1.5000 r. p. m. en los diésel.
Aire acondicionado o ventanillas bajadas
En alguna ocasión, habrás oído que el aire acondicionado del coche consume mucho combustible. Se trata de un sistema de refrigeración y filtro del aire caliente del exterior del coche, por lo tanto, requiere de energía para poder funcionar. A pesar de ello, es mucho más barato viajar con el aire acondicionado puesto que bajando las ventanillas. Cuando estas están bajadas, aumenta la resistencia que tu vehículo presenta frente al viento, por lo que se vuelve más lento y requiere de más combustible para hacer funcionar el motor y vencer la resistencia.
Si tu coche dispone de aire acondicionado, te ayudará a ahorrar cuando el ambiente exterior sea muy caluroso. Además, es una medida de seguridad para el conductor ya que previene la fatiga y ayuda a que no se deshidrate por la acción del calor. Por otro lado, la temperatura de este siempre debe mantenerse entre 20 y 24 grados ya que por debajo de esta temperatura el consumo es mayor.
En el caso de que el día en el exterior sea fresco deberás desconectar el aire, ya que el coche se refrigerará correctamente a través de las rejillas por las que pasa el aire exterior. De este modo, evitarás bajar las ventanillas y con ello, la resistencia del viento. Esto es muy importante en desplazamientos en carretera, cuando la velocidad del coche es superior a 50 kilómetros por hora, la resistencia aumenta y puede provocar un gran consumo.
Presión y mantenimiento de los neumáticos
Los neumáticos son clave a la hora de mantener a raya el consumo y sobre todo cuando está en juego nuestra seguridad. Unos neumáticos desgastados son sumamente peligrosos ya que se resta adherencia con respecto al asfalto y se pueden producir efectos como el aquaplaning o incluso reventones. Para asegurarte de que las ruedas están en condiciones óptimas es conveniente que las revises y que cuentes con un Seguro de Coche MAPFRE que además de ofrecerte las mejores condiciones, te puede recomendar una gran variedad de talleres para que siempre estés en las mejores manos.
Es recomendable invertir en unas buenas ruedas, aunque sean algo más caras y revisar periódicamente la presión. Es una buena práctica que te llevará muy poco tiempo y que te ayudará a ahorrar combustible. Una presión de neumáticos baja hará que estos se deterioren antes y que el consumo aumente entre un 4 y un 7 por ciento.
En este punto, debes tener también en cuenta la carga del coche, cuanto más peso llevas en el maletero, más aumenta la superficie de rozamiento de las ruedas en el asfalto, lo que hace que el consumo también sea mayor que cuando el coche está vacío.
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