Al igual que el motor se considera como el corazón de un coche, podría decirse que la centralita es su cerebro, ya que desde ahí se controla el buen funcionamiento de cada uno de los sistemas del vehículo. Reprogramar la centralita permite modificar el software para conseguir un mejor rendimiento del motor. Sin duda, una opción muy tentadora, pero ¿es aconsejable?
¿De qué se encarga la centralita del coche?
Hoy en día, todos los vehículos vienen equipados con un ordenador central, también conocido como ECU (por sus siglas en inglés: Engine Control Unit), que se encarga de almacenar los parámetros de funcionamiento del coche y cómo tiene que actuar el motor en cada situación.
Gracias a unos sensores, el sistema recibe la información sobre cómo se está comportando el coche y la compara con los niveles que tiene programados en un chip llamado Eprom Flash, en el que está memorizada la información que se transmite al motor (como la cantidad ideal de combustible, la presión de admisión óptima, etc.).
Al reprogramar la centralita y cambiar los valores que hay en ese chip, se modifican las órdenes que se envían al motor, haciendo que su respuesta sea diferente a la que tenía antes de la manipulación. Esto trae consigo una serie de mejoras, pero también algunos inconvenientes que es importante tener en cuenta.
Ventajas de reprogramar la centralita
Reprogramar la centralita permite cambiar la respuesta del acelerador, las revoluciones o la temperatura del motor, con los siguientes beneficios:
- Aumenta la potencia del motor en un 25 por ciento, aunque puede llegar al 40 en motores turboalimentados.
- Incrementa la seguridad, ya que, al tener más potencia, la capacidad de respuesta en, por ejemplo, incorporaciones o adelantamientos, es mucho mejor.
- Reduce el consumo al modificar el momento de inyección adecuado, la cantidad de combustible idónea o la presión de admisión, siempre y cuando la conducción sea suave.
- Adapta el funcionamiento del motor al estilo del conductor (más suave o más agresivo).
¿Qué inconvenientes tiene?
Reprogramar una centralita no es una tarea sencilla y, hacerlo de una forma inadecuada puede acarrear ciertos riesgos que es importante conocer:
- Uno de los principales riesgos es que se estropee la centralita y, por tanto, el funcionamiento del vehículo causando averías de diversa gravedad.
- No siempre se consigue reducir el consumo. Lo normal es que, al aumentar la potencia el vehículo, éste necesite consumir más. Y si el coche tiene motor de gasolina atmosférico, no solo puede que no se reduzca, sino que aumente en un 10 por ciento.
- Se pierde la garantía, a no ser que la modificación se efectúe en el taller oficial del fabricante.
- Si la reprogramación se centra en cambiar los valores del sensor de temperatura de refrigerante, puede darse el caso de que el nivel de emisiones contaminantes aumente.
- Acorta la vida del motor, sobre todo, si la alteración se hace para tener un estilo de conducción más agresivo. Entre otras cosas puede generar desgaste o rotura en cilindros, neumáticos, embrague, juntas homocinéticas, y, en definitiva, producir un colapso mecánico.
- Hay que comunicar el cambio en la Inspección Técnica de Vehículos (ITV).
En realidad, si la reforma se lleva a cabo por un taller experto y se tiene una conducción suave, no tienen por qué darse estos inconvenientes. En caso contrario, se corre el riesgo de causar averías serias que pueden acabar con la vida útil del vehículo. Consulta las coberturas y ventajas del seguro de coche MAPFRE para estar tranquilo ante las distintas averías que pueda padecer tu coche.
¿Existe alguna alternativa?
Si quieres aumentar la potencia del vehículo, puedes reprogramar la centralita, acoplar un chip de potencia o chip tuning. Esta alternativa puede ser colocada o extraída fácilmente por el propio usuario, sin necesidad de desmontar nada, no deja rastros cuando se desinstala y, en algunos casos, se puede controlar mediante una aplicación móvil.
En este enlace te contamos qué son y cómo funcionan los chips de potencia.
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