Es habitual entre los que conducen un coche oír hablar de la “junta de culata” en alguna ocasión, incluso haber vivido ya un episodio de avería de esta. En realidad, se trata de un elemento mecánico de gran relevancia y que además conlleva altos costes en caso de tener que repararla, llegando a ser considerada como una de las 5 averías más caras en algunos foros mecánicos, con lo que es realmente importante conocer bien este componente y los posibles síntomas de avería que puede presentar.
En qué consiste la junta de culata
Se trata de un importante elemento que se posiciona entre la culata y el bloque motor, cuya misión es el sellado completo de esa zona del propulsor para así asegurar que los dos componentes (culata y bloque motor) queden completamente estancos e incomunicados entre sí, para evitar potenciales mezclas durante el proceso de combustión, entre el aceite del motor y el líquido refrigerante.
En realidad, es un componente aislante que, aunque puede parecer muy simple por la explicación anterior, es realmente muy complejo ya que tienen que ser capaz de aceptar deformaciones para que la zona quede totalmente hermética y a la vez tiene que contar con una importante resistencia a las presiones elevadas y a las altas temperaturas.
En general, la junta de culata se confecciona con amianto y se recubre con dos láminas de cobre, si bien hay varios tipos de juntas que desarrollamos a continuación.
Tipos de juntas de culata
La diversidad de este importante componente se basa en los varios materiales con los que se confecciona, ya que debe aportar diferentes niveles de rigidez según el tipo de culata para la que se elaboren, además de estar muy vinculada a la relación de compresión de cada motor.
Hay muchos tipos en el mercado, incluso específicos para actividades de competición, si bien los tipos más normalizados actualmente son (cada marca aplica diferentes tipos en sus modelos):
- Blandas y prensadas, con materiales como hierro o cobre combinadas con amianto.
- Compuestas, formadas por varias hojas delgadas de diversos materiales.
- De “composite” o resinas recubiertas de chapa metálica, normalmente de cobre.
- Metálicas con una lámina de acero con canales de distinta profundidad.
- Metálicas y confeccionadas en una sola pieza que generalmente son en cobre y aluminio.
Síntomas más habituales de una avería de la junta de culata
Se trata de un componente bastante sensible que, aunque las investigaciones tecnológicas han avanzado notablemente, sigue presentando importantes desgastes con el paso del tiempo, fundamentalmente si se ha sometido el motor a esfuerzos muy continuados o si se han producido sobrecalentamientos.
En el caso de que esto suceda (aproximadamente 1 de cada 50 juntas de culata), se manifiestan una serie notable de síntomas que nos indican que la junta de culata puede estar ya en un cierto mal estado, siendo estos síntomas bastante recurrentes, aunque no se puede afirmar que en todos los vehículos las reacciones sean las mismas:
- Circuito de refrigeración con presión excesiva.
- Detección de agua en el depósito de aceite.
- Emisión de humo blanco o gris claro por el tubo de escape.
- Mayor consumo de aceite y agua de lo habitual.
- Pérdidas de líquido refrigerante notables.
- Pérdidas de potencia y dificultades de arranque.
- Sobrecalentamiento del motor.
Motivos del alto coste de reparación
Como hemos dicho, la junta de culata es una de las averías más caras a la hora de pagar la factura en el taller, y en teoría, no tendría por qué ser así ya que la reparación consiste solamente en sustituir el componente deteriorado, que, a veces ni siquiera es la junta completa en caso de no ser de pieza única, e incluso en ciertas ocasiones en vez de sustituirla por una nueva bastaría con rectificarla si no ha sufrido daños muy severos.
El problema está en el lugar que ocupa en el motor, ya que para su reparación y/o sustitución es necesario separar el bloque motor de la culata, cosa que solo un buen profesional cualificado debe poder realizar.
La pieza en sí no tiene un coste excesivo, pero la mano de obra puede ser costosa ya que como mínimo ronda las 20 horas de trabajo por la cantidad de componentes que es necesario desmontar, teniendo además que realizar un rectificado del motor.
Consecuentemente y considerando el tipo de vehículo y el estado en que se encuentre la junta de culata, el coste de reparación puede llegar a superar los 1.000 € de inversión con gran facilidad, pudiendo ser más si se han producido otros daños en el motor.
Ahora sabes todo sobre qué es la junta de la culata de tu coche. Además, eres capaz de detectar posibles problemas en ella que puedan suponer un accidente o siniestro. Lo mejor es tener la cobertura que mejor se ajuste a ti para sentirte más seguro en tu coche, Infórmate de las pólizas que ofrece MAPFRE y conduce tranquilo.
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