Puede que alguna vez hayas oído decir que no lavar el coche con la periodicidad adecuada puede ser motivo de sanción. Pero, más allá de que te pongan una multa por llevar el coche sucio, circular con un vehículo tan mugriento como para escribir mensajes sobre la carrocería puede comprometer tu seguridad y la del resto de usuarios de la vía.
En este artículo te contamos de qué forma afecta la suciedad a tu salud y, sobre todo, cómo afecta la suciedad a tu seguridad vial, pero básicamente, se debe a que en ese estado el conductor tiene menos visibilidad y el coche es menos perceptible para los demás.
Una carrocería cubierta por una gruesa capa de polvo hace que el vehículo pase inadvertido a los ojos de otros conductores. Los cristales que no se limpian con frecuencia pueden hacer que el conductor no vea bien, o que se produzcan destellos. La suciedad acumulada en los faros puede interferir en la luz que emiten, con los problemas que eso puede causar, sobre todo en condiciones de baja visibilidad. Y todo ello sin contar los daños que causa en la pintura y otros elementos del vehículo.
Y, por si fuera poco, circular con el coche sucio puede ser motivo de multa en los casos que te contamos a continuación.
Multa por llevar el coche sucio, ¿es posible?
Circular con el coche limpio no es, como hemos visto en el apartado anterior, una cuestión meramente estética. Y sí, te pueden multar si no llevas así, pero la sanción no llega simplemente por tener suciedad, sino cuando el grado de la misma es elevado.
Respecto a esto, no hay ninguna norma específica (salvo una que veremos más abajo), que indique expresamente que aquel que circule con el coche sucio comete una infracción. Pero sí hay determinados puntos del Reglamento de Circulación que aluden a este asunto, y que pueden ser interpretados por el agente de tráfico como sancionables.
Por ejemplo, si la suciedad es tal que puede comprometer la visibilidad del conductor llegando a provocar situaciones de peligro. Buena muestra de ello son unos faros tan mugrientos que hagan que el alumbrado sea insuficiente, o unos cristales o espejos muy sucios, ya que el usuario no puede percibir a través de ellos toda la información necesaria.
El Real Decreto 1428/2003 de 21 de noviembre, por el que se aprueba el Reglamento General de Circulación para la aplicación y desarrollo del texto articulado de la Ley sobre tráfico, circulación de vehículos a motor y seguridad vial, señala en su artículo 19.1 que
“la superficie acristalada del vehículo deberá permitir, en todo caso, la visibilidad diáfana del conductor sobre toda la vía por la que circule, sin interferencias de láminas o adhesivos”.
Más concreto es el artículo 10.2 del Real Decreto Legislativo 6/2015, de 30 de octubre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial, donde se señala que las matrículas del coche deben leerse sin problemas. Por tanto, si estas están desgastadas o manchadas de forma que no se pueden ver bien, sí es motivo de multa, tal y como reza el mencionado artículo:
“El conductor debe verificar que las placas de matrícula del vehículo no presentan obstáculos que impidan o dificulten su lectura e identificación”.
El no cumplimiento de esta norma acarrea una multa de 200 euros por considerarse infracción grave.
En definitiva, hay que tener en cuenta que el código de circulación presenta algunas lagunas que los agentes pueden interpretar de forma subjetiva.
¿Y si el coche está demasiado limpio?
¿Puede ocurrir que un agente nos multe por llevar el coche excesivamente limpio? La respuesta, por extraño que parezca, es afirmativa. La razón es simple: si la pintura brilla tanto que produce destellos, puede causar deslumbramientos a otros conductores.
La misma norma que regula el alumbrado para que no produzca deslumbramientos a otros usuarios, puede ser utilizada en los casos en los que la apariencia del coche pueda provocar la misma situación. Pero, claro está, se trata de casos muy extremos.
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