La suspensión del coche ayuda a que la amortiguación sea lo más suave posible para así conseguir que los pasajeros viajen cómodos dentro del habitáculos. Gracias a ella se consiguen solventar las irregularidades que puedan presentarse en la carretera ya que su misión es la de conseguir absorber los golpes. Dentro del sistema de amortiguación, entran en juego los muelles helicoidales, te contamos más sobre cuál es su uso y qué averías pueden presentar.
¿Qué son los muelles helicoidales?
Los muelles helicoidales están diseñados para poder amortiguar las oscilaciones que presenta la carrocería de un coche, además de para soportar el peso del coche sobre la ruedas. Estos presentan unos resortes de hojas que ayudan a que se compriman cuando la suela pasa por una irregularidad de la carretera. Así, el muelle absorbe el impacto haciendo que la conducción sea más suave. Tras ello, el amortiguador se opone a la oscilación natural de este y ayuda a que el muelle se descomprima para volver a su forma original y mantener la altura del coche. Por otro lado, gracias a estos muelles, el coche consigue un frenado seguro y que la dirección sea precisa.
Averías en muelles helicoidales
Los muelles helicoidales, no necesitan un reemplazo frecuente, pero sí que pueden presentar averías, sobre todo en climas muy fríos. Esto se debe a que cuando un coche circula por carreteras con sal, grava o hielo, la capa protectora que presentan los mueles se vea dañada, lo que provocará que el metal quede expuesto y pueda corroerse al entrar en contacto con la sal. Del mismo modo, puede penetrar agua que al congelarse, se expanda y pueda ampliar grietas existentes dañando por completo el muelle helicoidal.
Por otro lado, la sobrecarga y el arrastre de remolques de forma frecuente puede provocar que los muelle helicoidales se dañen muy rápido, provocando que deban cambiarse de manera prematura. Esto se debe a que el metal que forma los resortes, al estar sometido a una mayor carga, se deforma mucho más fácilmente, se debilita y no permite al muelle volver a su forma original.
Para comprobar si existen fallos en los mismos puedes fijarte en la altura del vehículo. Cuando este está estacionado en una zona llana, debe presentar la misma altura en ambos lados. En el caso de no ser así, y alguno de los muelles esté dañado, verás que la altura no es la misma, lo que se deberá a una deformación de esta pieza.
Al circular con el coche, también es posible saber si los muelles están dañados ya que el vehículo puede tocar el suelo provocando un golpe cuando la carrocería entra en contacto con el asfalto cuando no debería.
Ante cualquiera de estos síntomas, es recomendable acudir a un taller especializado en neumáticos para que revisen en sistema de amortiguación ya que una inspección ocular es muy complicada en esta zona. Si el muelle presenta grietas o está deformado, es el momento de sustituirlo por uno nuevo ya que no hacerlo puede provocar daño muchos más graves para los amortiguadores, los ejes o la carrocería del vehículo.
Unos muelles helicoidales en buen estado, te ayudarán a mejorar la conducción y el confort dentro del vehículo. Además permiten que la dirección sea precisa y que el frenado sea más eficiente. Si quieres contar con todas las garantías en tu coche, no dudes en contratar el Seguro de Coche MAPFRE para solventar cualquier imprevisto en carretera.
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