El circuito de refrigeración del coche es esencial para que este pueda mantener la temperatura óptima de circulación y no sufra daños graves debidos a un calentamiento excesivo. Estos sistemas cuentan con un líquido refrigerante que permite mantener la temperatura para que el motor pueda funcionar como debe. Este, tiene una vida útil determinada y debe sustituirse siguiendo las instrucciones del fabricante. Además, en ocasiones, el circuito puede obstruirse debido a las impurezas por lo que es esencial eliminarlas. Te contamos cómo limpiar el circuito de refrigeración del coche paso a paso y qué necesitarás para ello.
Cuándo hay que limpiar el circuito de refrigeración del coche
El sistema de refrigeración del coche necesita de una limpieza adecuada cada cierto tiempo. Esta se fija, normalmente en un intervalo de 40.000 kilómetros o cada 2 años. Esto dependerá de cada automóvil y de lo indicado en su ficha técnica.
En primer lugar, es recomendable revisar el líquido refrigerante y comprobar que su olor y su color no han cambiado. Si presenta tonos rojos y amarillos o puntos blancos esto puede significar que el líquido se ha deteriorado.
Si el color es el mismo, esto indicará que está en buenas condiciones, no obstante, para evitar problemas es mejor realizar una serie de comprobaciones. Es decir, cerciorarse de que no existen restos de aluminio de la bomba de agua, del bloque del motor o de la culata. Para ello será necesario examinar las paredes interiores de los manguitos y el vaso de expansión para averiguar si existen depósitos sólidos. Si esto es así, se debe realizar una limpieza del circuito de refrigeración.
Cómo limpiar el circuito de refrigeración del coche
Además de realizar esta limpieza cuando el circuito se encuentra sucio, es conveniente practicarla cuando se cambia la bomba del agua. Este proceso ayudará a evitar que existan restos que hagan que el sistema no funcione como debería. A continuación te contamos cuáles son los pasos que debes seguir para limpiar el circuito de refrigeración del coche.
Qué productos necesitas
Para poder limpiar correctamente el circuito de refrigeración del coche necesitarás productos específicos para este fin. En el mercado encontrarás distintas fórmulas pensadas para los diferentes tipos de componentes del sistema de refrigeración. Con ellos podrás eliminar la suciedad de una forma eficaz acabando con los depósitos de aceite, las incrustaciones y el óxido.
Motor frío
Para poder limpiar el sistema de refrigeración del vehículo es imprescindible que el motor se encuentre frío. La mejor opción es que lo dejes unos minutos hasta que se haya refrigerado por completo o realices la operación antes de arrancarlo y cuando ha estado parado varias horas.
Lavado del radiador
En primer lugar, para limpiar el radiador será necesario que desconectes las mangueras situadas por encima y por debajo de este. A continuación procede a limpiar la manguera inferior de abajo hacia arriba durante un par de minutos, a la vez que mantienes cerrada la tapa del radiador. Por su parte la manguera superior debe limpiarse de arriba abajo. Sabrás que está libre de sedimentos cuando el agua esté limpia.
Lavado del bloque motor
Deberás desconectar las mangueras y lavarlas con la herramienta Meyle hasta que el agua no presente sedimentos. Para evitar problemas en esta parte, es recomendable quitar el termostato del motor mientras realizas la limpieza.
Lavado del intercambiador de calor
En el caso de que sea posible realizar la limpieza de este componente también deberás hacerlo siguiendo el mismo proceso que en los pasos anteriores hasta que veas que el agua aparece limpia sin restos de cal, sedimentos o siliconas.
Colocar las mangueras y purgar el sistema
Tras haber limpiado todos los componentes, es el momento de volver a colocar el termostato y las mangueras en su sitio. A continuación será necesario rellenar de nuevo el circuito usando líquido refrigerante y comprobar que el nivel es el adecuado. Por último, deberás eliminar el aire que haya entrado en el sistema. Para ello, púrgalo y comprueba que no tiene pérdidas ni fugas.
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