Los vehículos actuales cuentan cada vez más con tecnología punta, que les permite ser mucho más potentes en carretera. Esto se traduce en unas mejores prestaciones y una reacción-respuesta muy rápida, por lo que los clientes los demandan más. Para conseguir estos resultados es necesario que los motores incorporen sistemas de propulsores avanzados como el turbo. Te contamos qué es el turbo, cómo funciona y qué partes tiene.
Qué es el turbo y cómo funciona
El turbo es un sistema que permite aumentar la potencia del motor. Se encuentra en el sistema de escape del motor, situado entre el tubo de escape y el colector. Se trata de un dispositivo que se acciona por los gases del escape que salen a través del motor y que hacen girar las turbinas de diferentes diámetros que produce más revoluciones de giro.
Su funcionamiento se basa en dos molinillos (turbinas) que se encuentran unidas entre sí a través de un eje que hace que ambas giren a la misma velocidad. A través de las turbinas se absorbe aire del exterior, entra dentro de los cilindros del motor para aumentar la potencia del motor a la vez que reduce el consumo de combustible con la consiguiente reducción de emisiones de gases contaminantes.
El turbo está compuesto por una turbina de admisión a través de la que se aspira el aire a baja presión, pero a alta velocidad. A continuación, se canaliza en el turbo, que tiene forma de caracola para disminuir la velocidad del aire a la vez que aumenta la presión. Esto provoca que los cilindros se llenen por completo.
Por otro lado, el aire entra a temperatura ambiente y aumenta a unos 200 grados una vez que sale de la turbina de admisión. Esto hace que la densidad del aire disminuya y se pierda potencia. Para poder mantenerla, será necesario que el vehículo incorpore un intercambiador de calor que haga disminuir de nuevo la temperatura.
Partes del turbo
Ya hemos adelantado cuáles son las partes del turbo, pero vamos a pasar a explicarlas con más profundidad para que puedas entender cuál es su función concreta dentro del motor.
Turbina
La turbina está compuesta por álabes de geometría variable, esto permite que puedan ser orientados de manera que se mejore el llenado de los cilindros a bajas revoluciones a la vez que se aumenta el caudal cuando estas son altas. Es el elemento esencial del turbo ya que es la encargada de aprovechar los gases procedentes del escape para alimentar el giro del motor. Los gases hacen girar la turbina y con ella se aumenta la aspiración de aire que entra en los circuitos a través del circuito de admisión.
Eje
Las turbinas que conforman el turbo (escape y admisión) están unidas entre sí a través del eje coaxial que gira sobre unos casquillos lubricados. Asegurando el correcto mantenimiento del eje se evitan averías costosas y se reduce el desgaste por el uso.
Compresor
La turbina hace que el aire sea empujado hacia el interior del compresor como si de un ventilador se tratase. El compresor también recibe, debido a su forma, la denominación de caracola. El aire al pasar por la parte estrecha del compresor hace que aumente la velocidad de este. El aire pasa al colector de admisión y es conducido a los cilindros a través del mismo.
Válvula de descarga
Es la encargada de regular la presión en el sistema. Es decir, regula la salida de gases del escape del turbo, reduciendo su presión excesiva para evitar daños graves en el motor. Una vez esto, hace que los gases salgan hacia el tubo de escape.
Válvula de alivio
Es la encargada de cuidar de la vida útil de la turbina del turbocompresor. Su misión es la de evitar la saturación que se puede producir en los conductos de este debida a la inercia de gran magnitud que se genera dentro del turbo.
Intercooler
El aire cuando se comprime aumenta de temperatura, lo que hace que a su vez aumente de volumen conservando la misma cantidad de oxígeno. Para el correcto funcionamiento del motor, es necesario que este aire se enfríe. Los vehículos cuentan con un intercooler, un sistema denominado intercambiador de calor que ayuda a enfriar el aire mediante aire o agua. Al suceder este proceso, se consigue que entre más oxígeno dentro del mismo espacio de tal manera que aumente el rendimiento del motor.
Averías
El turbo está pensado para durar mucho tiempo y es probable que en toda la vida útil de tu vehículo no sea necesario cambiarlo. Debes estar atento a posibles averías ya que algunas de sus partes pueden dañarse debido al uso o a una conducción incorrecta. Estas son las averías más comunes:
Rotura en la válvula del turbo
En el caso de que esta falle o se rompa, la cantidad de aire que se introduce en el sistema es irregular y por tanto se reduce la presión en el interior del turbo. Si tu coche está experimentado problemas en la válvula del turbo notarás que el coche pierde potencia muy rápidamente.
Fugas de presión
El turbo cuenta con multitud de manguitos y abrazaderas pensados para transportar el aire. Estos están sometidos a mucha presión y altas temperaturas por lo que es posible que fallen, se rompan o se aflojen. Esto provocará pérdidas de presión en el sistema. Esta avería es sencilla de identificar ya que comprobarás rápidamente que el coche pierde potencia y al acelerar hace un ruido muy parecido al de un silbido.
Turbo agarrotado
Debido al mal uso y a problemas en la conducción, el turbo puede acumular carbonilla. Esto hará que se quede agarrotado y que la presión del aire se encuentre reducida haciendo que el turbo no funcione como debe. En este caso, además de notar una considerable reducción de la potencia, se encenderá la luz de fallo del motor.
Avería en el eje del turbo
El eje debe estar siempre bien lubricado, la falta de mantenimiento de este puede provocar grietas que pueden llegar incluso a la rotura del mismo. Estos daños suelen ser más comunes en los extremos de las palas. Si el turbo está afectado en esta parte escucharás sonidos extraños cuando aceleres el coche.
En cuanto notes alguno de estos síntomas, acude a un taller lo más rápido posible. Dejarlo pasar puede suponer que afecte al motor y convertirse en una avería mucho mayor y un gran desembolso económico. No solo tienes que estar pendiente de tu coche día a día, también tienes que protegerlo con el Seguro de Coche MAPFRE para tener una mayor tranquilidad.
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