«He comprado un coche con defecto de fábrica ¿Qué debo hacer?». Esta es una de las consultas más dramáticas y frecuentes en los foros de coches. El susto que se lleva quien ha tenido la mala suerte de adquirir un coche con un posible defecto de fábrica no le dejará dormir tranquilo.
Aunque todas las marcas han mejorado considerablemente sus controles, estas cosas siguen ocurriendo porque cada vez los coches son más complejos, con más dotación, y por lo tanto con mayores probabilidades de presentar algún fallo.
Antes de que un coche salga al mercado, se realizan multitud de pruebas tanto por parte de los fabricantes de los componentes como de las mismas marcas, que continúan una vez que los coches están a la venta para comprobar que no representan ningún riesgo para sus clientes.
Si se descubre que un elemento presenta algún fallo que puede afectar a la seguridad vial, se activa entonces el protocolo para emprender una campaña de llamada a la revisión de los vehículos que presentan el fallo y se informa del mismo a la propia red y a los clientes.
Notificación del fallo
Cuando se detecta un defecto de fábrica que afecta a un gran número de vehículos, las marcas afectadas contactan con las distintas asociaciones del sector y les facilitan los datos que quieren notificar y el número de bastidor.
La Dirección General de Tráfico (DGT), mediante el convenio que tiene con estas asociaciones, les facilita los datos de los propietarios y aquellas se encargan de enviar la famosa carta de la DGT en nombre de tráfico. Gracias a este sistema, el 85% de los conductores se entera en menos de 15 días si se ha producido una llamada para que acuda a revisar su vehículo.
Asimismo, la marca respectiva también suele difundir este tipo de notificaciones a través de los medios de comunicación o recurriendo a medios telemáticos, como la aplicación Rapex de la Comisión Europea, o a las redes sociales.
Pero si con todo esto, el propietario no se ha enterado de la llamada a revisión de su vehículo, cuando lleve el coche al taller en la siguiente revisión, saltará la alarma y será reparado.
Solucionar un defecto de fábrica no suele representar ningún problema para el propietario del coche y las reparaciones o revisiones son siempre gratuitas, independientemente del tiempo que transcurra desde la notificación.
Coche con defecto de fábrica. Caso individual
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El problema se presenta cuando una persona compra un coche y al poco tiempo detecta que este tiene un problema, que considera que es un defecto de fábrica. Son casos poco frecuentes y el propietario está protegido por la garantía que tiene una duración de dos años o de cinco y aún de más, mediante el pago de una determinada cantidad. Pero si el concesionario no admite que el defecto que presenta el coche sea de fábrica, sino que se debe a un mal uso del vehículo, el asunto se complica.
En este caso, si el tiempo transcurrido desde que el vehículo salió del concesionario es menor de seis meses, se presume que se trata de un defecto de fábrica y es la marca, si no está de acuerdo en considerarlo así, quien tiene que demostrar que el fallo se ha producido por mal uso y no por un fallo de fabricación. Por el contrario, si han transcurrido más de seis meses, es el propietario el que tendrá que demostrar que se trata de un fallo de fábrica. Para ello, tendrá que demostrar, mediante un informe pericial, que el daño es de origen.
¿Cómo hacer una reclamación?
La reclamación se presenta por escrito, con dos ejemplares: uno para el concesionario, para que lo traslade a la marca, y el otro, firmado y sellado por el vendedor, para el propietario, que lo guardará como un justificante en caso de tener que llegar a la vía judicial.
Si existiera discrepancia sobre el origen del fallo o si, a pesar de ser reconocido por el concesionario o la marca que se debe a un defecto de fábrica, no consiguen repararlo, el afectado podrá solicitar la devolución del dinero o que le proporcionen otro coche. Esto, no obstante, resulta bastante difícil de conseguir.
En estas circunstancias, no queda otra que poner una denuncia por la vía civil. En estos casos, conviene contar con los servicios de los Seguros de Defensa Jurídica MAPFRE que, además de la defensa jurídica como consumidor y usuario y otras coberturas, ofrece orientación telefónica para atender las consultas, dudas y problemas legales de sus asegurados.
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