Conducir a bajas revoluciones, ¿es malo?

Conducir a bajas revoluciones, ¿es malo?
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La conducción a bajas revoluciones tiene ventajas e inconvenientes y no es necesariamente negativa para los motores.

Resumen del contenido

  1. Eficiencia de combustible con conducción a bajas revoluciones
  2. Respuesta del vehículo a bajas revoluciones
  3. Bajas revoluciones y el desgaste del motor
  4. Conclusiones sobre la conducción a bajas revoluciones
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Existe una falsa creencia de que conducir a bajas revoluciones es sinónimo de bajo consumo, pero esto es un error ya que este tipo de conducción puede producir algunas averías que, a la larga, pueden ser más caras que el consumo ahorrado.

En general, un motor medio de gasolina cuenta con su rango óptimo de revoluciones entre las 2.500 y las 4.000 revoluciones por minuto. Sin embrago, un motor diésel medio suele acomodarse algo antes entre 1.800 y 3.000 rpm o incluso menos.

Eficiencia de combustible con conducción a bajas revoluciones

La conducción a bajas vueltas no siempre se convierte en ahorros de combustible, aunque puede aumentar la eficiencia de consumos en algunos casos, al no hacer trabajar al motor con gran esfuerzo.

En un escenario de conducción por vías rápidas en carretera y con una velocidad de crucero mantenida, el motor no se somete a grandes esfuerzos y resulta muy fácil mantener esa velocidad prácticamente constante con simples roces del pedal del acelerador, generando así un trabajo fácil mecánico para el motor.

Algunos modelos incluso cuentan con sistemas de desconexión de cilindros en los momentos de baja exigencia del motor, cosa que contribuye aún más a una potencial reducción de consumos.

No siempre es así, ya que, en estas condiciones, la reducción de consumo puede estar vinculada al diseño del motor y a las condiciones específicas de la conducción.

Si, por ejemplo, se está subiendo una pendiente a muy bajas revoluciones, lo más probable es que inmediatamente le falte fuerza con una neta perdida de velocidad consecuentemente ya que el motor está siendo forzado a no ofrecer la fuerza y potencia necesaria.

En este caso, sin duda, seguramente se está gastando más combustible que en el caso de bajar una o dos marchas, ya que, al girar el motor muy lento en una fase de alta carga, no es capaz de quemar todo el combustible necesario para impulsar adecuadamente la subida.

Exactamente igual ocurre en el momento de realizar un adelantamiento a bajas revoluciones, que es un momento en el que se requiere toda la potencia del motor y se le fuerza a trabajar a bajas vueltas.

Respuesta del vehículo a bajas revoluciones

Fuente: revista Motor Mundial

Las respuestas de un vehículo se pueden reducir de forma inmediata al conducir a bajas vueltas, en especial en situaciones que requieren rápidas aceleraciones, como adelantamientos o subidas en cuesta (como hemos visto), lo que también puede suponer riesgos de seguridad para los ocupantes del vehículo en dichas circunstancias.

Es fundamental conocer bien el rango óptimo de revoluciones de motor para obtener siempre una respuesta adecuada y directa en momentos de necesidad, reduciendo marchas si es necesario hasta alcanzar el rango óptimo de revoluciones necesarias para el esfuerzo de motor necesario, notando en dicho momento que el motor empuja con fuerza.

Bajas revoluciones y el desgaste del motor

Conduciendo de forma constante a bajas revoluciones probablemente con una marca más alta de lo necesario, puede aumentar, sin duda, el desgaste del motor como consecuencia de una lubricación menos efectiva y una carga superior del sistema de transmisión.

La generación de vibraciones por sometimiento del motor a esfuerzos que no es capaz de conseguir suele traducirse en potenciales averías de futuro, teniendo que enfrentarse posiblemente a costosas reparaciones.

En los motores diésel los sistemas anticontaminación (FAP, EGR, etc.) precisan de temperaturas determinadas para poder trabajar con la eficacia esperada y para poder regenerarse. Estos sistemas terminan.

Esta situación es perfectamente detectable en la ITV, e impide que el vehículo sea apto hasta que solvente el problema.

La conducción a bajas vueltas puede, además de incrementar los consumos, también alterar las emisiones, sea por colapso de los sistemas anticontaminación que por una combustión menos completa del combustible en el cilindro.

Conclusiones sobre la conducción a bajas revoluciones

En definitiva, la conducción a baja vueltas puede ser eficiente en términos de consumo en determinadas situaciones, pero es siempre necesario equilibrar todo ello con una necesidad correcta de respuesta del motor para evitar siempre situaciones que podrían desembocar en desgastes excesivos del motor.

Conducir a bajas revoluciones – Fuente: revista Motor Mundial

En todo caso lo mejor será siempre seguir las recomendaciones del fabricante del vehículo en cuanto a los regímenes óptimos del motor, adecuando su funcionamiento a las necesidades y requisitos de cada momento. Es también necesario conocer bien la relación de marchas del coche en el caso de que sea con cambio manual, cosa que se domina con el tiempo, para así anticiparse y saber en cada momento cual es la relación adecuada.

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