Astuto competidor de los Audi Q3, Mercedes GLA y BMW X1, dentro de unas cotas razonables, con sus 4,43 m de largo, lejos de los 4,69 m del XC 60, lo hemos probado en su nivel alto “Inscription” con el motor 2.0 turbo de gasolina de 190 CV (T4) y tracción sólo delantera (4×2). A la venta desde casi de 44.000 euros, como versión alta de gama que es.
Ofrecido de entrada con dos motores turbo iguales de dos litros (uno diésel y otro gasolina), este falso todoterreno (y menos aún con el tren rodante de nuestra unidad de prueba, realmente de coche deportivo y no de SUV, con llantas de 20” y neumáticos Pirelli PZero de 245/45 ZR20) se presenta como el SUV más pequeño de Volvo.
Construido sobre la nueva plataforma modular corta de Volvo (la CMA, por “Compact Modular Architecture”) mide 2,70 m de batalla por 4,43 m de largo, 1,86 de ancho y 1,65 de alto.
Con una estampa típica de SUV, cúbica y maciza, no destaca por su aerodinámica (Cx de 0,34) ni por su ligereza (1.800 kg), pero aun así y frente a la pesadez de sus hermanos mayores destaca por su agilidad comparado con ellos (sin llegar a la de un BMW X1, está más cerca de la del Audi Q3 y al nivel del Mercedes GLA).
La suspensión independiente a las 4 ruedas recurre al clásico eje McPherson delantero y a un trasero multibrazo, y cuenta con tres variantes; normal, deportiva (con muelles, amortiguadores y barras estabilizadoras más duras) y una con amortiguación variable (Four-C), todas con una notable altura libre al suelo (21 cm).
Parecido del nuevo Volvo con el resto de SUV
El atractivo diseño de este XC40 está bastante logrado, más anguloso que sus hermanos 60 y 90 pero con el aire de familia de los últimos SUV de Volvo, con un cierto juego de superficies cóncavas y convexas. Una imagen sobria y elegante, algo minimalista, con los faros partidos por las bandas de luz diurna (el inefable “martillo de Thor”).
El parecido con el XC60 es evidente, con un marcado contraste lateral entre cintura y techo y una abultada forma de los pilares traseros C, que reduce bastante la ventanilla de custodia y desde luego no mejora la visibilidad del coche en maniobra.
Volvo anuncia tres niveles de acabado, “Momentum” (el más desenfadado, con amplias opciones de personalización y una carta de llamativos colores, tanto externos como de tapicería. Luego el nivel “Inscription” de nuestra unidad de prueba, elegante y refinado, con cromados y llantas de aleación de dimensiones contenidas (18”).
Desde una pantalla vertical (en los acabados superiores), se manejan la mayoría de las funciones del vehículo, además del sistema multimedia, con menús táctiles sobre los que hay que desplazar siempre los dedos (no hay botones). El cuadro de mandos es también digital, por pantalla, y desaparece el mando giratorio de la consola que tienen los XC60 y los V90.
El arranque del motor es ahora por botón, y en la decoración interior, presenta insertos metalizados o en madera y numerosos huecos portaobjetos, algunos lo bastante grandes como para alojar una tableta, un ordenador portátil, mochilas pequeñas… Y como coche a la última, el XC40 cuenta también con soporte de recarga inalámbrica de teléfonos móviles.
Un interior espacioso y agradable
El habitáculo está bien acabado y cuidado en sus ajustes, con materiales de calidad y buen tacto y vista, quizá no tan lujosos como en los XC60 y 90, pero al nivel de los de un X1 de BMW o un Mercedes GLA y quizá un poco por debajo del Q3 de Audi, para hacernos una idea.
La amplitud destaca para sus dimensiones, las plazas delanteras resultan cómodas y desahogadas para ocupantes de hasta 1,90 m de estatura, con asientos confortables y de buena sujeción (que pueden ir tapizados en piel opcionalmente) con ajuste eléctrico, memoria de posición o calefacción, pero sin ventilación o masaje.
Detrás la cosa cambia; la anchura para tres adultos se queda corta, con una plaza central incómoda con un respaldo muy duro, pero es que incluso dos no viajan muy a gusto por culpa de la posición excesivamente vertical del respaldo (sin regulación). Hay bastante sitio para piernas detrás y altura libre al techo (hasta tallas de 1,80 m) siempre que las plazas delanteras no retrasen al máximo los asientos.
Incluso con ocupantes delanteros de gran talla queda bastante espacio para piernas (unos 68 cm entre respaldos), o sea de lo mejor de su clase (sólo le gana el BMW X1) y los pasajeros cuentan con una mini-consola con dos salidas de ventilación de caudal regulable. Si tuviera ajuste longitudinal de la banqueta trasera, sería casi perfecta.
Pero hay otros detalles más encomiables, como los abundantes huecos portaobjetos con piso de goma para evitar ruidos. Hay cuatro en la consola central (uno bajo la consola, con soporte de recarga de teléfonos móviles, conexión USB y toma de 12 V. Luego están los posavasos y dos espacios por debajo frente al apoyacodos (en realidad uno dividido por una lámina de plástico).
En lo que concierne al maletero, el del XC40 tiene dos pisos y anuncia 460 litros de capacidad (sin rueda de repuesto). Ofrece claramente más volumen que el del Mercedes GLA (340) y algo menos que el BMW X1 (505) y el nuevo Audi Q3 (530), con formas muy regulares y aprovechables y piso partido en dos mitades, pudiendo colocarse en vertical la mitad más próxima al portón para formar un tabique de separación interna.
Cuenta con ganchos de sujeción, luz, toma de corriente a 12V y hasta mando (opcional) para el plegado eléctrico de los asientos posteriores, así como portón de apertura y cierre eléctrico con función manos libres (pasando el pie bajo el parachoques para activarlo). Aunque tiene en su contra una notable altura del umbral de carga (casi 80 cm), lo que es mucho incluso para un SUV.
La visibilidad hacia atrás queda limitada por la alta cintura y la pequeña luneta (con demasiadas zonas opacas), además de por los anchos montantes sin contar la forma de las puertas traseras con su pico superior de chapa en vez de cristal. En maniobra, se impone consultar la cámara de visión trasera.
Al volante se domina pronto el coche, con un tacto agradable de la dirección y un cuadro digital grande (12,3”) y de fácil lectura, que permite personalizar los datos de este. Los datos principales son fijos, con velocímetro analógico y digital, cuentavueltas e indicador de temperatura del motor, pero los del ordenador de a bordo aparecen en un “display” más pequeño de peor lectura.
En cuanto a ayudas a la conducción, cuenta con el Pilot Assist (control de crucero inteligente combinado con el asistente de mantenimiento de carril para evitar salidas intempestivas de la carretera), la frenada de emergencia City Safety, el Run-off Road (que detecta una posible salida de la calzada y tensa los cinturones delanteros), y el conjunto de 4 cámaras que generan una imagen cenital del coche.
La pantalla multimedia (9”) es como la de los últimos Volvo, de fácil lectura y alta calidad de imagen, que se maneja como una “tablet”, pero dado que centraliza casi toda la información del coche, requiere tiempo para acostumbrarse a ella.
Mecánica brillante, aunque consumo alto
El 4 cilindros turboalimentado y de inyección directa de gasolina de este XC40 T4 es sin duda un motor brillante, con sus 190 CV a 4.700 rpm y sus 30,6 mkg de par, constantes entre 1.400 y 4.000 rpm, valor éste último que influye mucho en su agrado de conducción. Un coche bastante más ágil que sus hermanos mayores y con su misma sensación de seguridad y control.
Presenta menos vibraciones que su hermano de 3 cilindros, con un giro suave y silencioso, filtrado además por el cambio automático de 8 relaciones que trae de serie. Tira bien desde 1.500 rpm, moviéndose a gusto hasta las 3.500, y a partir de ahí ya suelta la patada, con una energía rotunda hasta las 4.500/5.000rpm, en que viene a tocar techo.
Pero si lo conducimos en modo Eco, no compensa pasar de 4.000 rpm ya que su recuperación en baja unida a la flexibilidad del cambio permite andar bastante rápido sin gastar demasiado. Digamos que buscando las 2.500 rpm como régimen medio ideal se puede ir deprisa sin que el consumo se dispare, aunque no se puede calificar de bajo para un SUV de tracción sólo delantera.
Aunque si pensamos en su aerodinámica no muy buena (Cx de 0,34), peso cercano a las 2 toneladas, cambio automático por convertidor de par y encima su exagerado tren rodante con neumáticos de 245 de ancho, hasta resulta reconfortante el que su consumo medio se haya quedado en 8,6 l/100 km (156 g/km de CO2).
Volvo anuncia para este XC40 T4 una velocidad punta de 210 km/h con 8,4 segundos para cubrir el 0-100 km/h, con un consumo oficial medio de 6,7 l/100 km. La unidad de prueba de Motor Mundial superó los 200 km/h (en modo Dynamic, en 6ª, y188 en Eco, en 7ª) en condiciones poco favorables y marcó 8,7 segundos en el 0-100 km/h, registros que no están mal para este coche.
A cambio, los 6,7 l/100 km del consumo medio han sido casi dos litros más, con un mínimo interurbano de 6,9 l/100 a 90 km/h y un máximo urbano de casi 11, con 8,2 litros/100 km en autovía a 120/130. Es un consumo algo alto, sin duda, sobre todo cuando su competencia alemana se mueve en torno a un litro menos, perjudicándole su monta de neumáticos.
En su descargo hay que decir que conduciendo con suavidad en torno a las 2.000/2.500rpm citadas se puede uno mover en autovía al filo de los 7 litros y cuarto, pero en cuanto hay cambios frecuentes de ritmo, tráfico intenso, etc… los 8 l/100 km son casi inevitables, y eso rodando en Eco…
Por lo demás es un motor suave y silencioso, que apenas se oye en marcha (a partir de 100 km/h se oye más el ruido de rodadura), con un cambio automático bien adaptado, también suave y progresivo (es el mismo de los XC60, XC90, S90 y V90) cambiando rápido para subir y para bajar de marcha.
Buen comportamiento: un coche dócil y seguro
El comportamiento dinámico de este Volvo XC40 T4 hay que analizarlo teniendo en cuenta el tren rodante opcional de nuestra unidad de prueba, más propio de un deportivo que de un SUV, y de su tracción exclusivamente delantera. Frente a sus hermanos mayores, es sin duda bastante más ágil y ello sin gran merma de confort, muy similar al suyo.
El bajo perfil de los neumáticos (45 es muy poco para un SUV, y su gran diámetro de llanta hacen más rápida de lo normal su dirección, pero la suspensión no puede contener por completo sus oscilaciones, sobre todo en piso irregular y discretamente bacheado, donde abundan los rebotes. Con todo el nivel de confort es bastante alto, lo que unido a su silencio de marcha.
En cualquier caso, el XC40 se tiene muy bien en terreno sinuoso y con todo aplomo en trazados rectilíneos, con la única crítica de ser algo sensible al viento lateral, sobre todo en conducción Eco si una vez lanzado circula por inercia.
Con las gomas que lleva de 245 de ancho la frenada en seco es sensacional (mejor que la de muchos deportivos: apenas 50 m para detenerse del todo pisando el pedal del freno a tope desde una velocidad de 120 km/h), pero sobre todo es muy progresiva y dosificable, algo que empezábamos a echar de menos últimamente en muchos SUV.
En uso “off road”, y salvo algunas pistas de tierra, este XC40 T4 es poco aconsejable, al menos con los neumáticos de la unidad probada, propicios a embarrarse fácilmente bajo la lluvia, aunque por altura libre al suelo (21 cm) y ángulos de ataque y salida (menos de 22º), con otras ruedas puede dar bastante juego, aunque recordemos que no es 4×4.
En definitiva, un SUV en el que destaca su diseño minimalista de alto atractivo destacando en él a favor su seguridad y su puesto de conducción, su comportamiento en carretera y sus frenos potentes y progresivos, la progresividad de su motor de gasolina y el confort general. Y en contra tenemos su consumo algo alto y su peso elevado.
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