Cuatro años después de haber sido lanzada al mercado (2015), la tercera generación del Skoda Fabia recibió en otoño pasado una importante actualización tanto de su diseño como tecnológicamente, ya sin diésel.
Sus dimensiones compactas no varían
Aquí probamos el tres cilindros turboalimentado 1.0 TSI que rinde 110 CV, elegido por su mayor potencia, agilidad y bajas emisiones, sin duda su mejor motorización, unida al cambio DSG de 7 velocidades.
Sus dimensiones compactas no han variado, pero se adopta un nuevo lenguaje de diseño que acentúa su elegancia y aumenta su frescura haciéndole más atractivo para un público joven, el público objetivo de este modelo, cuya calidad está fuera de toda duda al haber adoptado los estándares de calidad del grupo Volkswagen.
La marca checa cambia por completo el frontal del coche, con una parrilla del radiador de nuevo diseño con listones verticales. Los parachoques delantero y trasero son nuevos, integrando el delantero los faros antiniebla, mientras los faros principales son reminiscentes del afamado vidrio de cristal cortado y redondeado tan popular en la República Checa.
Incorpora en opción lámparas de diodos (LED), que sí son de serie para las luces diurnas y opcionales en los grupos ópticos traseros. Y sus llantas de 18” son de aleación ligera aunque un tanto exageradas de medida, con neumáticos de perfil muy bajo (215/45).
Un interior con mayor calidad y equipamiento
En su amplio interior, estrena nuevas tapicerías bitono, embellecedores para el salpicadero y un nuevo cuadro de instrumentos, con sistema de conectividad Swing+ (con pantalla de 6,5” en lugar de la de 5”), que permite sincronizarlo con un “smartphone”, y combinarlo con el sistema de navegación Amundsen, en cuyo caso podrá facilitar información del tráfico en tiempo real.
También se han mejorado las soluciones prácticas que la marca checa llama “simply clever”: hueco con paraguas bajo el asiento del acompañante, doble piso en suelo del maletero, luz de maletero por diodos incorporada en forma de linterna extraíble –sólo en el Combi-, rascador de hielo en la tapa del depósito de combustible que ahora cuenta con un pie para medir la profundidad del dibujo de los neumáticos, alfombrillas de doble cara, etc).
En cuanto a asistencias a la conducción, el nuevo Skoda Fabia puede llevar ahora en opción un sensor de presencia de vehículos en el ángulo muerto, asistente de luces largas con cambio automático a cruce y alerta de tráfico cruzado posterior (al hacer marcha atrás de un aparcamiento en batería). Nuestro coche de pruebas las llevaba y se agradecen.
Con apenas 4 m de longitud (3,99 m), por 1,73 de ancho y 1,47 de alto, para una batalla de 2,47 m, su plataforma es la antigua PC25 con algunas modificaciones (lo que conlleva una suspensión más firme) y no la nueva MQB AO que utilizan el Seat Ibiza y el Volkswagen Polo, y que a buen seguro utilizará el próximo Fabia de nueva generación que tendremos en unos dos años.
Las plazas delanteras son amplias y recogen bien el cuerpo, mientras que el túnel central que aporta la plataforma (aunque innecesario para este modelo “todo delante”) dificulta el uso de la plaza central trasera. En cuanto al maletero está entre los mayores de su categoría con 330 litros y posee una boca de carga muy grande.
El grupo motopropulsor, lo mejor del coche
El motor es el conocido 3 cilindros de 999 cc del grupo Volkswagen, todo en aleación ligera y cuatro válvulas por cilindro, alimentado por inyección directa y soplado por turbocompresor (relación de compresión de 10,5 a 1) desarrolla 110 CV al régimen de entre 5.000 y 5.500 rpm, con un par máximo de 20,4 mkg entre 2.000 y 3.000 rpm.
Un motor muy agradable y de buena respuesta en el tráfico ciudadano. Y su también buena entrega de par desde de las 2.000 rpm gracias al turbo le hace subir rápido de revoluciones hasta las 5.000 rpm. Tiene pocas vibraciones y baja rumorosidad.
Este motor iba unido en el coche de pruebas al cambio automático de DSG de 7 marchas, con una relación muy cerrada entre 1ª y 2ª marcha y muy abierta entre la 2ª y 3ª, y a partir de ahí hasta la 7ª marcha, permitiendo realizar con seguridad los adelantamientos. La velocidad máxima se elevó mucho (hasta los 194 km/h) y de 0 a 100 km/h pasó en menos de 10 segundos (9,8) coincidiendo con las cifras oficiales de la marca.
Su consumo es bastante parco, otra de las virtudes de este motor, fruto de la buena coordinación con la caja de cambio automática. Circulando entre 90/100 km/h no llego a los 5 l/100 km (4,8), subiendo un litro más entre 120/ 130 km/h, mientras en circulación urbana (con sistema stop/start) tuvo un consumo de sólo 5,2 litros. El coche tiene un peso oficial 1.089 kg y su depósito de gasolina es de 45 litros.
La dirección es bastante directa, con solo 2,5 vueltas de volante (tipo multifunción), regulable en altura y profundidad, permitiendo junto con la movilidad del asiento encontrar la posición de conducción deseada. Bajo los asientos se sitúan sendos cajones muy prácticos, los mandos de los elevalunas son de un solo toque para subir y bajar e incorpora climatizador y cámara de visión trasera, así como la conectividad Apple y Android.
El Skoda Fabia es un coche muy práctico y ágil que se desenvuelve con gran agilidad en el denso tráfico de las grandes ciudades, y sus reacciones son nobles en la carretera, con un confort mejorable en cuanto se le cambie la medida de los neumáticos que llevaba el coche de pruebas (215/45 R18), absolutamente exagerada.
Su estabilidad en curvas está dentro de lo correcto, con un carácter subvirador muy propio de su condición de coche polivalente del segmento B. Se podría decir que en terreno de curvas es incluso más cómodo que eficaz, aunque compensa esta carencia con una dirección electrohidráulica sumamente precisa y de muy buen tacto que informa al conductor del contacto de los neumáticos con el asfalto.
Al igual que la dirección, nuestra valoración de los frenos también es bastante positiva, respondiendo con eficacia y aquí el exagerado calzado de sus neumáticos suma a favor siempre que el pavimento esté seco. Y tampoco se aprecian notables pérdidas de motricidad si aceleramos bruscamente.
Un Skoda es siempre un coche que busca con preferencia hacer feliz a su propietario con un conjunto de detalles prácticos, lo que la marca llama “Simply Clever”, ya mencionado en otras líneas de este artículo.
De la unidad probada Motor Mundial destaca su brillante motor 3 cilindros; consumo contenido; comportamiento noble; y buen acabado.
Y en contra la relación precio/equipamiento; ruido de rodadura (principalmente por sus neumáticos poco apropiados); y plaza central trasera poco utilizable.
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