La marca del león, que hoy por hoy co-lidera el mercado de los vehículos comerciales ligeros en España (junto con la otra marca de PSA, Citroën, que con el Berlingo copan la mitad del segmento medio del mismo), renueva su Partner Tepee con este nuevo Peugeot Rifter, nombre que como ya es habitual no quiere decir nada, que nace como “combi” con vocación de ofrecer una auténtica alternativa de turismo, sin complejos, con funcionalidad de monovolumen y doble formato (normal y largo) para 5 y 7 plazas.
El nuevo Peugeot Rifter ya se comercializa, con sus precios, motorizaciones y versiones, en carrocería normal (4,40 m de largo) o larga (4,75 m), ambas disponibles en 5 o 7 plazas.
Desarrollado sobre la nueva plataforma media del grupo PSA (la EMP2), nace con la pretensión de ser un derivado de furgoneta convertido en monovolumen.
Estéticamente su frontal recuerda de manera inequívoca al de los Peugeot 3008/5008, pero su carrocería cúbica de vehículo comercial delata su origen. Quizá sea el interior donde apreciamos más cambios, con un nuevo salpicadero con una pantalla multifunción táctil de 8”, un volante achatado más pequeño (para permitir leer el cuadro por encima del aro, como en todos los nuevos Peugeot) y el i-Cockpit (la nueva variante del puesto de conducción de la marca) con una conectividad a la altura de los últimos turismos de la marca.
Versátil para la carga
La segunda fila ofrece (pero sólo en los dos niveles superiores) tres asientos individuales capaces de alojar una silla infantil con anclajes Isofix en los dos más externos, y plegado fácil a ras del piso para permitir en su caso un suelo de carga plano (llegará en la segunda mitad de 2019).
La capacidad de carga con 5 plazas (hasta la bandeja) es de nada menos que 775 litros en la versión normal (1.050 la variante larga), pudiendo llegar con solo dos plazas hasta los 4.000 litros en el Rifter largo (3.500 l el corto).
Con dos puertas laterales correderas, lleva sólo portón trasero (adiós a las dobles puertas gemelas) de apertura vertical, pero con la ventaja de disponer ahora de luneta practicable (bastante grande, por cierto, lo que facilita mucho las operaciones de carga y descarga con ella abierta).
Otra novedad es la posibilidad de montar un techo solar transparente (pero no practicable) dotado de una bandeja longitudinal translúcida desde el arco delantero al trasero.
Variedad de versiones
Hay 4 niveles de acabado (el básico Access, ofrecido sólo con el motor diesel menos potente y la carrocería corta, el medio Active, y el alto Allure al que se suma uno más deportivo, el GT Line) y dos motores (el nuevo 1.5 turbodiesel -BlueHDI- declinado en 75, 100 y 130 CV, y el tricilíndrico 1.2 Puretech de gasolina y 110 CV).
Este nuevo Rifter estrena la posibilidad de montar el cambio automático EAT8 de 8 velocidades, pero sólo con el motor BlueHDI de 130 CV (y con el hándicap de que el cambio manual de todos los demás diésel es de 5 marchas, sólo trae 6 el 1.2 PureTech). Todos son motores cumplidores de la nueva normativa Euro 6D, equipando de serie filtro de partículas (incluso el 1.2 gasolina) y catalizadores SCR los diésel, junto con el sistema “stop & start” de parada y arranque automático del motor (salvo el básico BlueHDI de 75 CV).
Gran mejora en equipamiento
A nivel de seguridad, conectividad y confort desde el nivel Access, ya trae de serie aire acondicionado manual, control de crucero (con limitador de velocidad), equipo de radio con Bluetooth y toma USB y plegado asimétrico de asientos traseros (60/40). Pero sólo tiene una puerta posterior lateral corredera (la del lado del acompañante) y con cristal fijo. Monta llantas de 15” (acero) con neumáticos de 205/65 R15, frente a los 215/65 R16 y 205/60 R17 de las demás versiones, y trae rueda de repuesto de emergencia…
Luego el nivel Active añade ya las dos puertas laterales correderas, la pantalla táctil multimedia de 8”, sensores de aparcamiento traseros, ajuste eléctrico de retrovisores, faros antiniebla (direccionales), el sistema Mirror Screen (con conectividad Android y Apple) y algún otro detalle (carcasas de retrovisores en color carrocería, etc).
Pero para tener un equipamiento de auténtico turismo hay que subir al nivel Allure, que trae climatizador automático, sensor de lluvia, llantas de aleación (16”), navegador Tom Tom Traffic, los tres asientos individuales y las dos puertas correderas laterales (con alza-cristales eléctricos), volante y pomo del cambio en piel, freno de mano eléctrico y los retrovisores exteriores con ajuste y plegado eléctrico.
Finalmente, el nivel GT-Line añade de serie el acceso y arranque sin llave, las llantas de 17” (perdiendo la rueda de repuesto), el encendido automático de luces, el retrovisor interior electro-crómico (antideslumbrante) y las lunas súper-tintadas, entre otras cosas.
Pero su punto fuerte son los paquetes de seguridad (Safety) y conducción (Drive Assist), con el aviso por cambio involuntario de carril (activo), lector de señales de tráfico, sensor de cansancio de conducción, control de crucero inteligente y frenada autónoma en riesgo de colisión.
En la carretera
Al conducir una unidad con el turbodiésel de 130 CV con cambio EAT8 en el máximo nivel GT Line, y convence bastante en términos de confort y silencio de marcha, así como por su respuesta dinámica. Su comportamiento, pese a que el esquema de suspensiones no ha variado (por eje Mac Pherson delantero y semitorsional trasero) resulta eficaz, y combina bien agarre y confort, sin excesivos movimientos de caja.
El cambio EAT8 no es muy rápido y a veces acusa los retrasos en carretera de montaña, pero cumple bien y se presta a una conducción relajada, mientras que la dirección ha mejorado la asistencia, aunque no tanto el radio de giro (anuncia 10,9 m de diámetro entre bordillos, y daríamos fe de que pasa de 11 en la versión corta, al menos con llantas de 17”).
Parte de 22.400 euros hasta los 34.1450 del Rifter GT Line versión larga.
Comentarios (0)