El Kia ProCeed hereda el nombre del Kia Ceed, el coupé 2 puertas de la generación anterior, para utilizarlo sobre una versión tipo familiar, adoptando un estilo más dinámico en la línea de los “Shooting Brake” anglosajones, cuyo ejemplo sería el Mercedes CLA Shooting Brake.
El Kia ProCeed se ofrece en la versión GT Line con dos motores de gasolina: 1.0 T-GDI de 3 cilindros (120 CV) y el cuatro cilindros 1.4 T-GDI (140 CV), además de un diésel de 1.6 litros CRDI de 136 CV. Reservándose el 4 cilindros turboalimentado 1.6 T-GDI de gasolina con 204 CV para el Proceed GT.
Fabricado en Europa, este nuevo ProCeed combina diseño, espacio y versatilidad con sus 5 puertas y está cubierto de serie como todos los Kia por su garantía de 7 años o 150.000 km. Y lo probamos con el motor 1.4 T-GDI (gasolina) de 140 CV.
Utiliza la misma plataforma K2 de sus hermanos con su misma batalla de 2,65 m, y el frontal presenta la misma parrilla de los demás Ceed y su misma luz de cruce diurna de diodos (el “cubito de hielo” que le llama la marca) con 4 lámparas por foco, pero los paragolpes son distintos con grandes tomas de aire en las esquinas y lo que ya cambia del todo es la marcada caída del techo (ahora de vidrio) hacia su seductora zaga. El techo que termina en un pequeño deflector superior acentúa su aspecto deportivo.
Mide lo mismo que la versión familiar Ceed Tourer (4,60 m de largo por 1,80 de ancho), pero es 4,5 cm más bajo y tiene un voladizo delantero algo mayor, con un portón trasero más tendido, distintos pilares y medio cm menos de altura libre al suelo
Calidad y espacio innegables
Como es lógico, su habitabilidad no supera la del Ceed Tourer. Por anchura puede admitir bien tres plazas aunque con la central bastante más estrecha e incómoda (se pliegan en formato 40/20/40).
Su maletero es algo más pequeño, pero poco, lo cual hace de él una perfecta alternativa familiar. Está muy cuidado, lleva ganchos de sujeción y presenta un piso plano casi continuo, pero no del todo. Bajo el mismo hay una bandeja con huecos para alojar objetos de varios tamaños. Su gigantesco e inclinado portón de apertura automática opcional (con función “manos libres” por proximidad de la llave al portón) tiene una luna un tanto estrecha, lo que complica aún más la visibilidad en maniobra.
Por dentro, el ProCeed lleva volante de base achatada, techo tapizado en negro en vez de gris, y las molduras de las puertas metalizadas. El salpicadero emula un tapizado de piel, y tenemos casi la misma habitabilidad del Tourer.
El acceso por las puertas traseras es algo menos cómodo, pero una vez sentados la posición es bastante natural, permitiendo el fácil acoplamiento de sillitas de niño, y con los mismos huecos portaobjetos que sus hermanos berlina y familiar, así como su pantalla multimedia táctil de 8” con navegador, compatible con entornos Apple Car Play y Android. La calidad y el ajuste de los materiales es innegable.
El nivel GT Line del coche probado lleva cambio automático DCT de 7 marchas, asientos delanteros de mayor sujeción, tapizados en tela y polipiel con costuras grises, y trae de serie conectividad Bluetooth, faros de diodo con cambio automático de luces y acceso y arranque sin llave.
Y también refinamientos como el soporte de recarga inalámbrica de móviles, alerta por cambio involuntario de carril (el asistente para el seguimiento es opcional), alerta de presencia de vehículos en el ángulo muerto, y ya en opción el organizador de carga del maletero.
Mecánica brillante y consumo razonable
Se trata de un 1.353 cc con bloque de 4 cilindros turbocomprimido y alimentado por inyección directa de gasolina, con filtro de partículas de serie, unido esta vez al cambio automático DCT de doble embrague y 7 relaciones. Desarrolla una potencia máxima de 140 CV a 6.000 rpm y un par máximo de 24,7 mkg entre 1.500 y 3.200 rpm.
Realizado en aleación ligera y dotado de carrera larga, este motor tiene una excelente respuesta motriz a bajo régimen, girando muy a gusto desde 1.600/1.700 rpm hasta las 4.500, y se estira sin problemas hasta las 6.000. Con el cambio DCT y en el modo normal se consigue una marcha fluida y constante, con pocos cambios, sacando el genio en el modo Sport para cumplir los cronos oficiales que le señala Kia.
Anuncia oficialmente 205 km/h y 9,4 segundos en el 0-100 km/h, y nuestra unidad de prueba ha hecho el crono señalado y sin bajar de 6ª, comprobando que con un mínimo lanzamiento los 200 km/h son totalmente alcanzables.
Nos dio un consumo medio de sólo 5,7 l/100 km, que, evidentemente resulta superior en la práctica, aunque tampoco alarmante. El mínimo obtenido en la prueba a 90/100 km/h en carretera ha sido de 5,5 l/100 km, subiendo a 6,6 en autovía a 120/130 km/h y a 7,2 en ciudad.
Comportamiento intachable
La postura al volante es muy correcta para todas las tallas gracias a los amplios ajustes de volante y asientos. El cuadro se lee muy bien y en los mandos prima antes la funcionalidad que la apariencia, con teclas a mano del conductor y de buen tamaño y agradable tacto, y las principales por mando directo sin pasar obligatoriamente por la pantalla táctil.
El resultado es una conducción más ágil, pero sin llegar a nerviosa. La suspensión es bastante firme, con poco balanceo en curva y apoyos limpios en una sola vez. Al límite el ESP se insinúa lo justo para cortar el principio del sobreviraje, pero hay que ir muy deprisa (o llevar el coche muy cargado) para que entre en acción.
La agilidad es excelente, con la sensación de conducir un coche más pequeño de lo que es, y, sobre todo, con un buen grado de confort incluso sobre mal piso, siendo la única crítica los ruidos (no exagerados) que trasmite al rodar y que denotan la falta de un poco más de material aislante.
La frenada es muy satisfactoria, tanto por tacto del pedal como por resistencia, con sus discos delanteros ventilados y los traseros macizos, y la medida de su tren rodante la justa.
En definitiva, un coche con 7 años de garantía y diseño logrado, alto nivel de equipamiento, con buena habitabilidad y capacidad del maletero, unas prestaciones destacadas, adecuada funcionalidad y un precio muy razonable en función de su equipamiento. Y en cuanto a sus aspectos negativos está la plaza central trasera incómoda, la rumorosidad en marcha y la poca visibilidad posterior.
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