Aston Martin es un referente en lo que se refiere a coches deportivos y a lujo. Últimamente lo están haciendo muy bien, con el lanzamiento el año pasado del DB11, un modelo que han definido como “el más importante de su historia”. Además, es un fabricante que colabora con otras marcas, como Zagato (diseñadores italianos), para lanzar al mercado versiones exclusivas de sus modelos, como el Vanquish.
Sin embargo, una faceta menos conocida que tiene Aston Martin es la de producir vehículos salvajes, enfocados únicamente a circuitos (porque es ilegal circular con ellos por la calle), como el Vulcan o su último proyecto, el Valkyrie. Curiosamente, todos los modelos deportivos de Aston Martin comienzan por la letra V.
Las valquirias eran diosas menores en la mitología nórdica, las encargadas de ir a las batallas y elegir a los guerreros más valientes para ir al Valhalla y servir en el ejército de Odín. Con “La Cabalgada de las Valquirias” de Wagner, cobraron una imagen de guerreras que es la que se ha mantenido en el imaginario popular y la que da el nombre al último Aston Martin.
Y es que, el Valkyrie si es algo, es un salvaje guerrero de la pista, construido prácticamente entero en fibra de carbono para reducir al máximo el peso. Los ingenieros de Aston Martin han trabajado con los de Red Bull Advanced Technologies para desarrollar un coche que es prácticamente un Fórmula 1 adaptado para el uso civil.
Según ellos, “su objetivo fue el de reducir al mínimo las distracciones y enfocar la atención del conductor al camino en frente de él”. Por ello, los controles de cambio de marchas están situados en el volante, y toda la información concentrada en una pantalla OLED en frente del piloto. El volante, como en los coches de competición, se puede quitar para facilitar el acceso a la cabina.
Aston Martin Valkyrie, su diseño
Lo más importante del diseño exterior del Valkyrie es su construcción uniforme en fibra de carbono, con una “concha” en la que tanto pasajero como piloto se sitúan en una posición de conducción casi tumbada en su espalda, para asegurar que se sienten unidos con el vehículo. “Hemos estado luchando con milímetros por todas partes, pero la batalla ha valido la pena. Es increíble ver cómo dos adultos parece que son engullidos por el coche”, afirmaba Matt Hill, director creativo de interiores.
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Su objetivo por fuera ha sido el de mantener un diseño atractivo digno de Aston Martin, con la capacidad de tener la suficiente fuerza hacia abajo que pegue al coche en la carretera. Para ello, no han acudido a los clásicos spoilers, más típicos de coches tuning, sino que han usado ingeniosas soluciones basadas en los túneles de Venturi situados en la parte inferior de la cabina, que hacen circular el aire hacia el difusor trasero.
Todo en el valkyrie ha sido diseñado hasta el último milímetro de detalle y hasta el último gramo de peso. Ejemplos de ello son los faros, inspirados directamente en los prototipos de Le Mans, mostrando su estructura interna, un marco de aluminio que no solo tienen una belleza que radica en su funcionalidad, sino que son un 40% más livianos que los faros de producción más ligeros disponibles para el fabricante inglés.
La misma idea se ha seguido con el logotipo de Aston Martin en el morro del coche: la placa normal se consideraba demasiado pesada y una pegatina no tendría el nivel de calidad suficiente para ser considerada apropiada para la marca. Sus ingenieros diseñaron una placa de aluminio grabada químicamente, de un grosor de 70 micras, un 30% más fina que un cabello humano. Esta placa es adherida al coche y luego cubierta con una uniforme capa de esmalte transparente.
Pero el Valkyrie sigue siendo un proyecto inconcluso de momento. Su director creativo de diseño exterior, Miles Nurnberger, afirmaba que “estaban en el 95% de finalizar el diseño exterior. Mucho de lo que se ve es la estructura del vehículo, así que es de lo primero que tiene que finalizarse en el proyecto”.
Al ser construido con una única “cuna” de fibra de carbono, su diseño de lágrima ha permitido que no lleve una ventanilla trasera, eliminando la necesidad de un espejo retrovisor. Los de los laterales, en vez de ser espejos, son cámaras situadas en los laterales, minimizando la resistencia al viento y el peso agregado que supondrían unos espejos tradicionales.
Una vez que tengan el chasis construido, será el momento de ponerse a trabajar con los elementos del interior y, especialmente, con el motor que propulsará a esta bestia. De momento, no se sabe que configuración de cilindros o cilindrada tendrá, si tendrá turbocompresores, supercargador o si será un motor atmosférico, ni siquiera sabemos cuántos caballos propulsarán sus ruedas, ni qué tipo de tracción tendrán (aunque lo más probable es que sea tracción total). En cualquier caso, el Valkyrie será muy rápido, posiblemente lo más rápido que haya salido de la fábrica de Gaydon en toda su historia.
Otra incógnita es, de momento, su precio. Se sabe que será una edición limitada a muy pocas unidades, y debido a su construcción y exclusividad, podemos afirmar que será solo para los bolsillos más hondos. Seguramente se trate de un coche que costará más de dos millones de euros.
Pero si puedes permitírtelo y piensas circular con el Fórmula 1 adaptado a la calle de Aston Martin, tanto si es por carretera como por circuito, tendrás que contratar una póliza que esté a su altura: los Seguros de Coche MAPFRE tienen un amplio abanico de coberturas diseñado a adaptarse a las necesidades de los conductores más exigentes, de los conductores que pilotarían un Aston Martin Valkyrie.
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