Los coches con cambio automático son cada vez más comunes debido a que los cambios automáticos han evolucionado fuertemente y por ello las marcas ofrecen ya esta posibilidad incluso en las versiones y segmentos más básicos.
De hecho, el cambio automático aporta una mayor comodidad de conducción, sobre todo en circuito urbano, permitiendo al conductor ocuparse exclusivamente del volante, el acelerador y el freno.
Ventajas del cambio automático
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Mayor confort: aporta una gran comodidad de conducción al evitar el uso del embrague y eliminar la necesidad de pensar constantemente en la relación a insertar en cada momento.
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Mejora en la conducción, permitiendo al conductor centrarse en ella.
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Mejora la seguridad vial, ya que se recibe siempre la respuesta adecuada y necesaria al acelerar, incluso en modo secuencial, con reducciones de marcha automáticas en caso necesario.
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Seguridad mecánica: el cambio automático cuida mucho la mecánica del vehículo porque engrana de forma adecuada cada relación con un menor desgaste de los elementos de la transmisión.
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Eficiencia mejorada: las actuales cajas automáticas reducen netamente el consumo de combustible además de permitir activar el modo “vela” para aprovechar la inercia en circulación, permitiendo a los propulsores de hibridación ligera la obtención de la etiqueta medioambiental “ECO”.
Inconvenientes de la utilización del cambio automático
Claro que, como en todos los conceptos, el uso de cambio automático tiene una serie de inconvenientes que detallamos a continuación:
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Precio de compra más elevado: suelen ser opcionales y en la mayoría de las marcas supone un extra coste respecto al cambio manual que se mueve entre los 600 y los 2.000€, si bien las versiones que los llevan de serie ya incorporan este sobre coste en su precio.
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Coste de mantenimiento mayor, ya que al trabajar a temperaturas muy altas degradan más rápidamente el aceite y precisan revisiones más costosas, requiriendo además el cambio del aceite y el filtro entre 60.000 y 80.000 km.
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Aumento del consumo de combustible, aunque hay en el mercado ya cajas automáticas muy eficientes, siempre se produce un ligero incremento de los consumos que puede alcanzar cotas próximas al 10%.
Fuente: revista Motor Mundia
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Carencia de uso del freno motor en los cambios automáticos más básicos y sin modos de funcionamiento ni selector secuencial de marchas, aunque la electrónica protege su funcionamiento.
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Maniobrabilidad algo más violenta ya que no suelen ser tan suaves y precisos como en los cambios manuales para estas operaciones y es necesario acostumbrarse a un tacto del acelerador y los frenos más detallado.
Los diversos tipos de cambios automáticos
Hay en el mercado varios tipos de cajas automáticas, aunque los predominantes son los siguientes:
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Convertidor de par, que normalmente lo utilizan los vehículos automáticos más antiguos, constando de una especie de volante conectado a otro disco que va atornillado al motor para transmitir la potencia a los engranajes que contiene la caja de cambios, y se acciona con un embrague hidráulico.
Fuente: revista Motor Mundial
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Manual pilotada, también denominada CMP y aunque no se considera un cambio automático, entra dentro de su descripción y concepto por no tener embrague. Es un híbrido entre una caja manual y una automática.
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Variador continuo, que propulsa el vehículo mediante un sistema de variador continuo que cuenta con sistema de dos poleas de elementos cónicos que se unen por una cadena que transmite la potencia del motor a los engranajes internos de la caja. Este sistema lo utilizan mucho las marcas japonesas y las motorizaciones eléctricas.
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De doble embrague, que es la joya de la corona ya que combina la comodidad de un convertidor de par con una respuesta instantánea por encima de un cambio manual de conducción profesional. Es como disponer de dos cajas de cambio en una ya que distingue entre las marchas pares y las impares lo que permite cambios de relación en décimas de segundo.
Fuente: revista Motor Mundial
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