Si alguna vez has presenciado un rally de regularidad sin conocer a fondo su funcionamiento, quizá te hayas sentido decepcionado por lo despacio que van. Esto es porque en este tipo de rallys no se premia al coche más rápido, sino al que consigue clavar los tiempos establecidos en cada carretera y tramo.
Cuanto menor sea la diferencia entre el tiempo recorrido y el fijado por la organización, mejor puntaje se obtiene. Finalmente, el competidor que tenga mejor puntaje al completar las etapas es declarado ganador de la carrera.
En las décadas de los setenta y ochenta, este tipo de competiciones de regularidad fueron muy populares, sobre todo las de motocicletas, pero las dificultades para obtener los permisos necesarios y otras circunstancias forzaron el declive de la especialidad.
En la actualidad, este tipo de rallys se centra, casi exclusivamente, en el automovilismo, existiendo carreras para vehículos actuales o históricos.
A su vez, los tramos cronometrados se pueden realizar sobre carreteras abiertas o cerradas al tráfico, y el organizador es el que establece la velocidad media a la que deben competir en función de los límites fijados en el reglamento para cada categoría.
Los participantes, por su parte, efectúan su salida en intervalos preestablecidos y son controlados en varios puntos de la ruta, que pueden preanunciarse o estar escondidos para los competidores.
Esto es, a grandes rasgos, un rally de regularidad, pero veamos más a fondo en qué consisten este tipo de competiciones.
En qué consiste un rally de regularidad
La base fundamental de un rally de regularidad es, como decíamos al principio, ajustarse a los tiempos establecidos lo máximo posible. Las velocidades, que son las mismas para todos los participantes, pueden variar en cada tramo, incluso pueden variar en los tramos en los que se hacen varias pasadas.
La clave, por tanto, es tener en cuenta todas las velocidades medias para clavar el crono lo más exacto posible.
La dificultad está en que en cada tramo hay varios puntos de control por los que hay que pasar al segundo estipulado. Esto puede parecer fácil, pero algunos de estos puntos están escondidos, con lo que ningún participante sabe su ubicación exacta.
Además, todo se complica cuando el tramo no es una línea recta, ya que el piloto debe emplearse a fondo para mantener la velocidad media.
Cada segundo de exceso o defecto será un punto de penalización irrecuperable. El equipo que menos puntos de penalización coseche al final del rally será proclamado campeón.
En esta disciplina, la función del copiloto es crucial. El también conocido como navegante no tiene que cantar al piloto cómo es el tramo, sino avisarle de si va bien o mal en cuanto a las medias de velocidad establecidas.
¿Cuántas categorías existen?
Estos rallys constan de varias categorías, en cada una de las cuales varían tanto las velocidades medias, como la seguridad de las monturas. En todos los casos, estas deben cumplir con las normas de tráfico vigentes, es decir, haber pasado la ITV, tener contratado el seguro obligatorio, contar con neumáticos homologados, etc.
Rally de regularidad 50
Compiten vehículos con 25 años o más de antigüedad. La velocidad media no supera los 50 kilómetros por hora
Rally de regularidad Sport
Como en el caso anterior, pueden competir vehículos con 25 años o más de antigüedad, pero se les exige, además, incluir ciertas medidas de seguridad, como baquet o semi baquet, extintor, arnés, arco de seguridad, corta corriente externo, así como casco tanto para el piloto como para el copiloto. También se recomienda llevar ropa ignífuga. Todos los accesorios deben estar homologados.
En esta categoría se rueda con una velocidad media no superior a 70 kilómetros por hora.
Rally de regularidad open
Compiten turismos fabricados entre el 1 de enero de 1990 y el 31 de diciembre de 1995. Las normas son las mismas que en los de regularidad sport.
Copa Legend
Se trata de una categoría que surgió en 2013 en la Comunidad Valenciana. Sigue las mismas normas que los rallys de regularidad 50, pero con un máximo de 1108 centímetros cúbicos.
Rally de regularidad para vehículos históricos
Nadie duda que todo lo que tenga que ver con coches y carreras no es precisamente barato. Pero ésta es una de las opciones más económicas a la hora de iniciarse en el mundo de la competición.
A diferencia de otras modalidades de automovilismo, esta categoría no exige que el vehículo cuente con altas prestaciones, ni que el conductor pilote al máximo. Además, participar en estos rallys no conlleva un coste muy elevado.
Tan solo se requiere un vehículo clásico y cumplir con las velocidades medias, que nunca pueden superar los 50 kilómetros por hora. Eso sí, los conductores tienen prohibido frenar abruptamente o detenerse cerca de la línea de toma de tiempos, y así lograr un tiempo más preciso.
Estas pruebas se caracterizan por su carácter no deportivo y porque su recorrido se mantiene en secreto hasta justo antes de la salida, momento en el que la organización entrega a los participantes un roadbook (libro de ruta) en el que se detalla el itinerario a seguir, los cambios de dirección, y las velocidades a las que hay que pasar cada uno de los tramos.
Estos rallys se suelen desarrollar en carreteras abiertas al tráfico, lo que obliga a los participantes a respetar las normas de circulación que vaya encontrando a su paso. Ahí radica parte de la emoción de este tipo de carreras, ya que cada equipo debe prevalecer la coordinación y la precisión para calcular los tiempos teniendo en cuenta el respeto de las normas o al resto de usuarios de la vía.
¿Quién organiza estas competiciones?
En España, los rallys de regularidad se realizan bajo la autoridad de la RFEDA (Real Federación Española de Automovilismo) en el caso de los automóviles, y de la RFME (Real Federación Motociclista Española), en el de las motocicletas.
Por su parte, los rallies de vehículos históricos se celebran bajo autoridad de la Feva (Federación Internacional de Vehículos Antiguos).
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