Es cierto que en la mayoría de los casos se instalan alerones para coches en los mismos vehículos para conseguir un estilo mucho más deportivo, aunque también hay que analizar para qué sirven los alerones, si inciden de forma positiva en la conducción o si por el contrario, entorpecen e incrementan el consumo de combustible.
Los alerones para coches se pueden instalar de forma opcional y según su forma o tamaño pueden tener diferentes efectos en el coche y en la conducción. Básicamente se utilizan para reducir y optimizar la resistencia que ofrece el coche al aire, así como para incrementar la fuerza con la que el vehículo se adhiere al suelo.
En el primer caso, los alerones se presentan como un complemento de la forma afilada que suelen tener los coches para atravesar el aire con mayor facilidad. Colocando estos elementos se consigue cruzar el aire de una forma mucho más progresiva, ya que el viento se desvía por varias partes del coche y se disminuye la resistencia. De esta forma, el coche puede circular siguiendo un recorrido mucho más suave, aunque para que los alerones cumplan este cometido a la perfección es habitual colocarlos en la parte delantera del coche.
La segunda función que realizan los alerones para coches repercute directamente en la seguridad al volante, sobre todo en las curvas, ya que la fuerza de apoyo sobre el asfalto es mayor. Así, es posible pasar por una curva a una velocidad más alta de la habitual, pero sin olvidar ser precavidos para no descompensar el peso de los ejes. No sólo se consigue un mayor agarre en estos tramos, sino también cuando se circula por una vía convencional a altas velocidades.
La explicación de esta mayor adhesión sobre el suelo hay que buscarla en la diferencia de presiones que se producen en la parte superior e inferior del alerón, que empujan a éste y en consecuencia, a todo el coche hacia la superficie.
A pesar de todas las ventajas que ofrecen los alerones, también encontramos algún inconveniente, por ejemplo cuando el alerón produce demasiada fuerza sobre la carretera. Este peso adicional frenará la marcha del coche y provocará un incremento en el consumo de combustible. Además, los ejes también se pueden descompensar provocando que el coche pierda estabilidad. Bajo esta circunstancia, el agarre será más efectivo en el eje trasero que es el que está más cerca del alerón con el consiguiente peligro que ello supone. Por estos motivos es importante colocar el alerón que haya sido indicado expresamente por el fabricante según el diseño de cada coche.
¿Cuándo se empezaron a usar los alerones para coches?
El encargado de introducir los alerones par coches en el mundo de la Fórmula 1 en los años 60 fue Colin Chapman, aunque las primeras pruebas no dieron los resultados esperados. Desde entonces estos elementos han experimentado diferentes modificaciones para hacerlos mucho más eficientes y prácticos.
En su diseño se tomó la idea original de las alas de los aviones y se tuvo en cuenta que el objetivo no era volar, sino incrementar el agarre en el suelo, por lo que se invirtió el ala de un avión y se obtuvo el alerón de un vehículo. En el mundo de la competición es donde este tipo de componentes tienen un mayor protagonismo, tanto que pueden llegar a ejercer hasta 300 kilos de presión sobre las ruedas. Por este motivo, entre otros, los coches de Fórmula 1 pueden mantener su estabilidad a cualquier velocidad y al tomar una curva.
En carretera, las velocidades que se alcanzan no llegan a equipararse con las de una competición, por lo que su uso en el día a día es casi imperceptible. Después de saber para qué sirven los alerones, tanto si decides colocarlos como no, recuerda siempre desplazarte acompañado de tu Seguro de Coche MAPFRE. Te informamos de todas las coberturas que puedes contratar para viajar con la máxima tranquilidad y protección.
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