El ruido de los coches alerta a los peatones de su presencia y evita accidentes. Esta es la conclusión a la que han llegado los legisladores de la Unión Europea en materia de movilidad y seguridad vial tras un debate -el de si deben hacer ruido o no- que ha estado en el aire desde que aparecieron en el mercado los primeros modelos modernos, lo que parecía una ventaja de los coches híbridos y eléctricos, pasaba a convertirse en un inconveniente. Y es que, el sonido que emiten los coches de combustión, a pesar de contribuir a la contaminación acústica de las ciudades, son una ventaja a la hora de alertar a otros usuarios de la vía de su presencia y evitar atropellos. Algo de lo que carecen los eléctricos, que solo generan ruido de rodadura por el contacto de los neumáticos con el asfalto.
Por eso, desde el 1 de julio de 2019 -fecha en la que ha entrado en vigor la nueva normativa para coches eléctricos e híbridos-, todos los vehículos de mecánica alternativa que hagan uso -ya sea de forma continuada o puntual- de un motor eléctrico y cuya homologación se produzca a partir de dicha fecha deben incorporar un sistema AVAS (Acoustic Vehicle Alerting System) o SAAV (Sistema de aviso acústico de vehículos) para hacer ruido de forma artificial, con el propósito de reducir el número de accidentes producidos por la baja rumorosidad de los eléctricos e híbridos.
Funcionamiento de los avisadores acústicos
La normativa afecta a todos los coches eléctricos e híbridos, ya sean turismos, comerciales, etc., que se comercialicen en cualquiera de los países de la Unión Europea.
¿Cuándo se activa?
El sistema AVAS en los eléctricos debe activarse automáticamente con al arranque y mantenerse activo hasta una velocidad de 20 kilómetros por hora y también cuando el vehículo circule marcha atrás. Una vez sobrepasados los 20 kilómetros por hora, el sistema se desconecta, ya que el sonido de la rodadura es suficiente para alertar a los demás usuarios. Lo que no puede hacer el conductor en ningún caso es desconectarlo él mismo.
No obstante, en los vehículos híbridos, el sistema AVAS estará desactivado cuando esté en funcionamiento el propulsor térmico o cuando el vehículo circule marcha atrás -siempre que disponga de un avisador sonoro para esta maniobra-.
En el siguiente vídeo, puede verse el sonido que emite el sistema AVAS en un Mercedes Benz:
Decibelios mínimos y máximos
La nueva regulación también indica los decibelios que debe generar: por encima de los 56 decibelios (equivalente a una conversación), pero sin superar los 75 (similar al ruido de un propulsor térmico); así como el tipo de sonido, que tiene que ser continuo y con variaciones en función de la velocidad del coche.
En definitiva, tiene que parecerse lo máximo posible al sonido que genera un propulsor de combustión, aunque la normativa contempla que los clientes puedan elegir entre diferentes sonidos ofrecidos por los fabricantes.
¿Qué ocurre con la contaminación acústica?
No cabe duda de que la nueva normativa para coches eléctricos e híbridos busca mejorar la seguridad vial salvando el escollo de su silencio a bajas velocidades, sin embargo, entra en contradicción con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre contaminación acústica, calificado como un problema de salud pública.
Para reducir el impacto del ruido, el organismo de Naciones Unidas aconseja limitar los decibelios a 53 durante el día y 45 durante la noche, unos valores que se encuentran por debajo de lo que marca la ley europea para vehículos eléctricos e híbridos (entre 75 y 56 decibelios).
En nuestro país, ya se han empezado a tomar diferentes medidas para solucionar este escollo, como reducir la velocidad máxima a 30 kilómetros por hora en zonas urbanas, una propuesta que ya se ha puesto en marcha en ciudades como Madrid y que la Dirección General de Tráfico (DGT) pretende implantar a nivel estatal.
Fuera de nuestras fronteras, algunos países altamente sensibilizados con este asunto, como Suiza, están llevando a cabo radares de ruido con el objetivo de sancionar a los vehículos más ruidosos.
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