No se puede iniciar una lista de coches presidenciales sin mencionar la limusina predilecta por los dictadores del mundo. Entre sus propietarios se encuentran Sadam Hussein, Pol Pot, Fidel Castro o, incluso, Pablo Escobar.
Mercedes-Benz 600 Landaulet
Esta versión únicamente vio 59 unidades producidas y contaba con un motor V8 de 6.3 litros capaz de producir 250 caballos. Grande, imponente, la versión ‘landaulet’ significaba que era un ‘medio-descapotable’, ideal para saludar desde los asientos traseros a la multitud en un desfile.
El DS que le salvó la vida a Charles De Gaulle
En 1962, un grupo de asesinos intentó acabar con la vida del presidente francés por su decisión de conceder la independencia a Argelia. Dispararon 140 balas, perforaron las ruedas del coche y dos guardias motorizados perdieron su vida. Sin embargo, gracias a la suspensión hidroneumática del coche, el presidente pudo escapar.
Citroën ha resucitado la marca DS, pero cuando salió con sus líneas y equipamiento futuristas para 1955, el coche se convirtió en el vehículo preferido de los franceses ricos y poderosos. Después de sobrevivir al atentado (uno de 30), se negó a viajar en otro coche que no fuera un DS.
Cualquiera de los coches del Sultán de Brunéi
Por su parte, el Sultán de Brunéi parece tener gustos poco convencionales para sus vehículos predilectos. En total, se estima que su colección asciende a unos 5.000 coches, entre los que se cuentan 350 Rolls-Royce, ocho (de 100) McLaren F1, el único Mercedes-Benz CLK-GTR con un volante a la derecha, el único Ferrari F40 que no es rojo y muchos más.
El Holden Commodore de Australia
A menudo, las cabezas de Estado eligen marcas nacionales. Australia es uno de estos casos y su presidente usa vehículos de Holden (una división de General Motors). El Commodore es una potente berlina basada en el Chevrolet Camaro de quinta generación.
¿Un muscle-car como coche presidencial? Sí, pero no. El Commodore no comparte las líneas deportivas del Camaro, pero sí su tracción trasera y un poderoso motor V8 de 6.2 litros que produce 408 caballos. Sin duda son necesarios para mover el peso extra del blindaje, y el Holden lo hace sin esfuerzos.
El Lincoln de Kim Jong Il
Para muchos puede resultar curioso que la limusina oficial de Corea del Norte sea una Lincoln Continental. Originalmente del ya fallecido jefe de Estado, ahora la utiliza su heredero Kim Jong Un y la ha sumado a su colección de más de 100 coches, que conduce desde que tiene 10 años.
Otros coches que le gustan al líder coreano son las limusinas Mercedes-Benz o deportivos italianos. Entre sus posesiones se cuentan yates de lujo con un valor de siete millones de dólares, caballos purasangre o la construcción de una estación de esquí por valor de 21 millones de dólares.
El papamóvil de Juan Pablo II
El último de los papamóviles que no tenía una burbuja protectora para el sumo pontífice; se trataba de un camión de bomberos FCS, originario de Polonia, igual que el papa. El coche, basado en el modelo Star 660, contaba con un trono, múltiples asientos en la parte posterior y escaleras de acceso en el lateral y parte trasera del camión santo. Ahora, FCS es propiedad del grupo de camiones MAN.
El Stutz Royale de Omar Bongo
Omar Bongo fue el dirigente con el gobierno más longevo de su país independizado, Gabón. 42 años estuvo a la cabeza de la que fuera una colonia francesa. Su vehículo preferido fue un Stutz Royale, fabricado por una empresa estadounidense resucitada en los años sesenta. Solo se produjeron dos limusinas así, y la segunda fue a parar al rey Fahd de Arabia Saudita.
Basado en el Cadillac DeVille, el coche fue devuelto casi inmediatamente tras su entrega. El motivo es que, según la ley de Gabón, el presidente no puede entrar en contacto con el cuero. Así, el interior fue rediseñado para estar cubierto de terciopelo carmesí.
El Reventon de Chechenia
Ramzán Kadyrov es el hijo del presidente checheno asesinado, Ajmat Kadyrov. Antes de convertirse en presidente de esta pequeña nación (cuyo PIB es equiparable al de Bután) realizó sus pinitos en el boxeo. Después de una cruenta guerra que finalizó con la instauración de Ramzán por parte de Vladimir Putin en 2007, el país se ha ido reconstruyendo.
Kadyrov es sujeto de controversia por varios temas y su gusto por los coches también llama la atención: conduce uno de los 20 Lamborghini Reventon producidos en negro mate. Su valor se estima en 1,3 millones de euros.
El Bugatti Veyron de Turkmenistán
Otro país ex-soviético es Turkmenistán, colindante con Uzbekistán, Kazajistán, Irán y Afganistán. Su presidente desde 2006, Gurbanguli Berdymukhamedov, tiene una afición al lujo y la velocidad que queda demostrada con su bólido, un Bugatti Veyron verde como su bandera, con acentos negros.
Aparentemente, el presidente llegó en él a una carrera celebrada en su país y le preguntó a uno de los organizadores si podía participar. No usó el superdeportivo valorado en 1,6 millones de euros, sino un coche similar a los de sus contrincantes y ganó la carrera.
El Volkswagen Beetle de José Mujica
Si hemos visto una tendencia al lujo en las entradas anteriores de la lista, el presidente de Uruguay hasta 2015, José Mujica, destaca por su elección.
Y es que el ex-senador, una vez convertido en presidente, se negó a emplear los recursos inherentes a su cargo como la residencia oficial o su nuevo sueldo: viviendo en su casa ‘de siempre’, donó el 85% de sus ingresos como presidente y -eso sí- decidió hacer una mejora en cuanto a transporte, reemplazando su Vespa con un Volkswagen Escarabajo, un clásico de la automoción que muchos ciudadanos comunes se podrían permitir y que, con un Seguro de Coches MAPFRE brinda una experiencia cotidiana y tranquila al volante.
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