“La Edad de Piedra no concluyó porque nos quedásemos sin piedras, sino porque una tecnología disruptiva la volvió obsoleta. La misma que introdujo la Edad de Bronce”. Así presenta Tony Seba su libro ‘La interrupción limpia de la energía y el transporte’. En su libro, el emprendedor de las energías renovables afirma que Silicon Valley hará que la tecnología nuclear sea reemplazada por la tecnología del bit. De esta forma vemos como desaparecen los motores diésel para dar paso a las energías renovables.
Los coches diésel frente a las tecnologías limpias
Según él, las proyecciones de las nuevas tecnologías limpias (basadas en los costes de tecnología o innovación en cuanto a productos o modelos de mercado) son exponenciales y tendrán como consecuencia cambios profundos en el mundo del transporte y los seguros. En su libro, Seba estima que para 2030 los cambios serán profundos:
- Toda la energía será solar o eólica.
- Todos los vehículos para el gran público serán eléctricos.
- Todos estos vehículos serán autónomos o semi-autónomos.
- El mercado de ventas de coches se reducirá un 80%. La gasolina, el carbón o el gas natural se volverán obsoletos, la energía nuclear ya lo es.
- Ya no serán necesarias un 80% de las autopistas.
- Ya no serán necesarias un 80% de las plazas de garaje.
- La industria del taxi será obsoleta.
- La idea de tener un coche propio se volverá obsoleta.
Los cambios tecnológicos ocurren casi por azar. Cuando menos está previsto, llega una novedad que hace que el mundo, tal y como estaba concebido hasta entonces cambie radicalmente y se comience a usar la nueva tecnología para desarrollar la sociedad. Ocurrió con el bronce y la piedra. Ocurrió con la energía nuclear y la de combustión interna. Y, según Tony Seba, está ocurriendo ahora gracias a la era de la información y las energías renovables.
Desaparecen los motores diésel, para dar paso a las energías renovables
Igual que el teléfono móvil, internet o el ordenador personal acabaron con las líneas fijas, la imprenta o los ordenadores centrales, dando paso a una información barata, abundante y participativa; las energías renovables darán paso a energía barata, abundante y participativa.
Y es que la aparición de energía como la solar no se debe a la continuación de las energías ya existentes, sino de los avances en física teórica que dieron paso a la posibilidad de que se creasen reactores. Los avances tecnológicos no son producto del perfeccionamiento de las herramientas actuales, sino de las mentes brillantes que saben ver el mundo de una forma diferente. Un ejemplo perfecto es Alan Turing, cuya máquina permitió descifrar la encriptación alemana de la máquina Enigma y dio paso a los ordenadores de la era actual.
Muchos han especulado con el fin del motor de combustión interna. Con el ascenso de Tesla, la mayoría de fabricantes se han lanzado a electrificar sus gamas. Toyota y Honda están trabajando con las pilas de hidrógeno. Nissan está desarrollando junto con el Gobierno de Menorca un proyecto para convertirla en Smart Island.
La industria está cambiando, las cifras de ventas van en declive mientras que los servicios de car-sharing se vuelven cada vez más populares. No se sabe muy bien cómo proceder, pero parece que el futuro es eléctrico.
El fin del diésel con la llegada del coche eléctrico
La onda expansiva del “diéselgate” todavía no se ha asentado, pero ahora más que nunca los fabricantes de automóviles tienen la vista puesta en reducir sus emisiones, que rondan un 15% del total. BMW ya comunicó que toda su gama tendría modelos eléctricos, igual que Volvo. Volkswagen afirmó que para 2020 lanzaría 20 nuevos modelos eléctricos.
Pero no se trata únicamente de las marcas de coches. El Parlamento alemán ha pasado una resolución para prohibir el motor de combustión interna para 2030. India también dejó clara su intención de convertirse en un país 100% eléctrico para la misma fecha. La industria del petróleo afirmó que la demanda de oro negro podría descender en 5 o 15 años y de esta forma llegar al fin de la venta de coches diésel.
Empresas como Statoil, Shell o Total se están diversificando, dejando atrás sus días de petróleo para pasar a invertir también en plantas eólicas, solares y en la producción de baterías. Baterías que están viendo cómo se reduce exponencialmente el precio.
Para los habitantes de las ciudades, esto solo significa cosas buenas: tendremos transporte más limpio y más barato. Sin embargo, hay que tener en cuenta lo que significará para la industria automotriz que se comiencen a fabricar en masa vehículos que requieren menos partes, y por lo tanto, menos mano de obra.
De momento, los coches eléctricos representan un 1% del mercado global, pero no hay que subestimar al crecimiento exponencial. Hubo un momento en el que los smartphones, las lavadoras o los aires acondicionados también representaron únicamente un 1% del mercado.
Es posible que el final de los coches diésel y gasolina esté más cerca de lo que muchos creen. Que dentro de un futuro nos parezca irrisorio que hayamos podido dudar de la autonomía de un coche o de su tiempo de carga. Que los coches de combustión queden relegados a un hobby, y que solo se puedan conducir dentro de un circuito, ya que la mayoría serán autónomos.
Sin embargo, mientras se pueda conducir un coche y no sea un sofisticado procesador interno el que se ocupe de tomar las decisiones por nosotros, tendremos que contratar una póliza.
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