El gusto por lo retro ha estado siempre presente en el mundo del automovilismo, pero nunca lo había hecho como ahora. La última tendencia aboga por convertir coches clásicos en eléctricos, sustituyendo los viejos motores de combustión y las transmisiones por baterías y motores eléctricos.
Uno de los primeros en hacerlo y documentarlo fue el youtuber Rehu, que transformó una furgoneta Volkswagen de 1957 en un vehículo eléctrico propulsado con la misma tecnología de los coches de Tesla.
Rehu fue un visionario que se anticipó, incluso, a la propia Volkswagen, que a finales de 2017 anunció formalmente que su icónico VW Bus renacería en 2022 como un vehículo eléctrico, con una potencia de 369 CV y 500 kilómetros de autonomía. Ya hemos podido ver ejemplos de la furgoneta Volkswagen en versión eléctrica.
Coches clásicos eléctricos
Lo de Volkswagen no es un caso aislado, y ya hay muchas marcas, grandes y pequeñas, trabajando de lleno para sumarse a esta tendencia. Es el caso del mítico E-type Roadster Serie 1.5 de 1968 que Jaguar presentó en 2017 bajo el nombre de E-type Zero, un coche eléctrico capaz de acelerar de cero a cien en menos de seis segundos.
En España también tenemos ejemplos de esta forma de evolucionar sin dejar de lado el pasado. El fabricante de vehículos eléctricos Little Cars con sede en Vigo tiene entre manos un proyecto que comenzó hace tres años: crear una nueva línea de negocio basada en dar una segunda vida a coches clásicos para reconvertirlos en modelos eléctricos. El primero en experimentar esta transformación ha sido el Seat 600, uno de los iconos de los años sesenta. Aunque no es oficial de Seat, la empresa gallega comercializará 25 unidades bajo el nombre de Little e601. Cada una de ellas tendrá una batería de 13 kWh y un motor eléctrico con una potencia de 20 CV, una velocidad máxima de 100 km/h y una autonomía de 150 kilómetros.
Los países del este de Europa y su reconversión de los clásicos
Donde más se está apostando por los modelos eléctricos a partir de coches clásicos es en los países del este de Europa. En Alemania, por ejemplo, la empresa ReeVOLT comercializa un kit de transformación para convertir el Trabant, uno de los modelos míticos originario de Alemania Oriental, en eléctrico.
También se da el caso de compañías que comercializan coches nuevos con motores eléctricos, pero con cierto regusto retro, como MW Motors, una empresa de la República Checa que, en 2018, lanzó su primer modelo eléctrico: el Luka EV, cuyo aspecto recuerda al de muchos de los deportivos británicos del siglo pasado, como el Jensen 541, el Karmann Ghia o el Tatra JK 2500. En el interior, no faltan los detalles: volante de tres radios, cuero y una estética espartana, combinado con otros aspectos más modernos, como fibra de carbono, instrumentación digital y pantalla multimedia central.
En esta misma línea encontramos el Kalashnikov CV-1, el primer coche eléctrico de la empresa armamentística rusa inspirado en el IZh-21251 y que pretende competir con el Tesla Model 3. Cualidades no le faltan: cuenta con motor eléctrico de 295 CV, autonomía para 350 kilómetros y tecnología de recarga rápida.
Otro coche clásico eléctrico procedente de Rusia y con características muy similares al anterior es el Aviar Motors R67, un modelo basado estéticamente en el Ford Mustang Fastback de 1967. Lleva dos motores, uno por cada eje, que desarrollan 840 CV, lo que le permite alcanzar nada menos 250 km/h y acelerar de cero a cien en tan solo 2,2 segundos. Además, tiene una autonomía de 510 kilómetros.
En Estonia encontramos el ejemplo de Nobe, una compañía que nació con el objetivo de crear un coche eléctrico dirigido a los fanáticos de los coches vehículos clásicos pero que también abogan por las energías renovables. Fruto de esta decisión, en 2016 surgió Nobe 100, un coche eléctrico ligero (LEV) de tres ruedas y con un diseño clásico cuidado hasta el extremo. Según Roman Muljar, fundador y CEO de la compañía, su estética es tan elegante «que querrás lamerlo». El modelo está inspirado en el Fiat 500, el Saab 96 y el Messerschmitt KR175.
Cuenta con tracción en las tres ruedas, llega a los 110 km/h y su autonomía es 218 km. Además, incluye un paquete de baterías extraíble situado debajo del tablero, y camuflado bajo una vieja maleta de cuero.
Hasta el mítico BMW Isetta, aquel que conducía Steve Urkel en la serie Cosas de casa, tiene su réplica eléctrica: el Microlino, concebido por la compañía suiza Ouboter y fabricado en Italia a través de Tazzari. La estética es la misma en ambos modelos, pero en lugar del motor monocilíndrico del Isseta, el Microlino incorpora un propulsor eléctrico de 20 CV, que alcanza una velocidad de 90 km/h.
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