Una de las peores sensaciones que podemos tener al conducir de noche es ver el flashazo de un radar que acabamos de cruzar. Si teníamos los ojos fijos en la carretera, puede que no supiéramos a la velocidad a la que íbamos con exactitud; pero afortunadamente existe un instrumento que nos dice con un margen de unos kilómetros por hora, la velocidad a la que circulábamos.
Si recuerdas las clases de física del instituto, sabrás que la fórmula de la velocidad es muy sencilla: simplemente se trata de la distancia que recorremos dividida entre el tiempo que nos lleva llegar hasta allí. Sin embargo, esto es simplemente una velocidad promedio, que no suele ser muy útil a la hora de enfrentarse a las multas.
Con las nuevas medidas de la Dirección General de Tráfico (DGT), hay que tener especial cuidado con los límites de velocidad. El problema es averiguar la velocidad instantánea. Cómo funciona el velocímetro en realidad es una aplicación muy ingeniosa del electromagnetismo.
El primer velocímetro fue ideado en 1902, en los días incipientes de la automoción. Otto Schulze aplicó las corrientes de Foucault para usar los electrones para mover la aguja que nos indica la velocidad.
Entonces, tenemos ruedas que giran a una velocidad considerable de forma constante y una aguja que nos debe indicar con suavidad la velocidad del móvil que nos porta. Los velocímetros mecánicos usaban un cable largo y flexible que rotaba junto con la rueda, y la otra punta accionaba un imán que movía a la aguja cuando ésta intentaba acoplarse a la velocidad del cable.
La nueva generación electrónica de velocímetros
El problema de los velocímetros mecánicos es que tenían muchas piezas que se desgastaban y que podían fallar, haciendo que el sistema se volviera inútil. Con la llegada de los sistemas eléctricos y las centralitas a los coches en los años ochenta, todo se volvió mucho más preciso.
La nueva generación de velocímetros también funciona con imanes y corrientes eléctricas, pero de otro modo. Las ruedas tienen imanes que pasan con cada revolución por un sensor Reed, que junto con la centralita calcula la frecuencia de cada vuelta y así, la velocidad instantánea. Además, como se miden las vueltas de rueda, también funcionan como odómetros: pueden calcular la distancia recorrida.
Los velocímetros electrónicos nos pueden indicar la velocidad de forma digital o a través de una aguja, como los mecánicos. Para ello, el circuito electrónico controla además un motor eléctrico que rota la aguja con la velocidad indicada. Son así, unos instrumentos muy precisos. Además, se supera el problema del cable de torsión que usaban los mecánicos y permiten que haya mucha distancia entre el motor y el conductor, práctico para vehículos más grandes como los camiones.
Los legisladores se dieron cuenta de que las personas controlaban más su velocidad si el velocímetro marcaba de más y por ley suelen estar calibrados para marcar entre un 3 y un 15% más. Este es un factor que los radares tienen que considerar antes de enviar una multa, así que siempre hay cierto margen.
Otra cosa que es imprescindible para la seguridad y la circulación tranquila son los seguros. Por ley, son necesarios para conducir cualquier vehículo, y dentro de los Seguros de Coche MAPFRE encontrarás un abanico de coberturas que asegurarán que tu coche, tenga un velocímetro mecánico o digital, estará siempre a salvo de cualquier contratiempo.
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